Restaurante Pockets // Barcelona













[Este restaurante cerró el 2 de diciembre del 2017]




Pockets
Provença, 322 Barcelona
T: 93.517.31.88
Precio medio: 10-15 €




Pan guapo busca guiso interesante



Pasé con un taxi frente al número 322 de la calle de Provença y el subtítulo del cartel me llamó más la atención que el nombre del establecimiento: Pockets, guisos & cía. Como se ha contado algunas veces en estas crónicas, lo caliente se abre paso entre lo frío, el caldo mantiene a raya lo seco. No es que se hubiera dejado de guisar: es que en muchos sitios se hacía sin ganas.

Tiré del hilo de bramante y di con los dos dueños, que pertenecen a esa difusa categoría llamada emprendedores. Amigos de veraneo en Altafulla, sandalias y arena entre los dedos, Marcos González y Nacho Bueno. Marcos fue director de márketing de una empresa de bocadillos y Nacho, fundador de The Loaf, una panadería de San Sebastián que comenzó como experimento y que ha seguido como fenómenos social. Los dos son Escudella Corp. ¿La intención queda clara?

Asociados con Josep Baltà, de Forn Baltà, han unido dos mundos que se buscaban el morro desde hace tiempo: el de los bocatas y el de los estofados (no es nuevo el bocadillo de albóndigas, pero sí convertir ese tipo de alianzas en especialización).

A estos tres les faltaba otro para la mesa no se cayera: Pep Garrido, de 57 años, que se curtió en Les Voltes d'Igualada. «Buscábamos un cocinero con experiencia interesado en participar en un proyecto innovador de cocina tradicional», explica Nacho. Innovador. Cocina tradicional. Quedémonos con esas ideas.

De Pockets me gusta mucho el concepto, pero menos el modo en el que se presenta: pides la comanda, dejan un avisador y, cuando suena, vas a buscar la bandeja. El sentimiento asociado a las cazuelas debería ser incompatible con bandejas y autoservicio. El local es pequeño, lo que merece camareros de proximidad. Sí, hablamos de productos de cercanía y tenemos, demasiadas veces un servicio de lejanía.

Atractivo diseño gráfico en cuadros y rotulaciones. Revistas gastronómicas (locales y extranjeras) para entretenerse: un sitio 'pensado' en el que estar cómodo.

Comienzo con las 'cías': sabrosas patatas con dos salsas (el sofrito, más fino), 'hummus' (acentuaría el comino), crema de champiñones y ventresca con pan con tomate de Baltà (excelente). A modo de juego, eliges qué estofado y qué pan (incluso hay uno sin gluten).

El codillo de cerdo ibérico con salsa barbacoa, de factura propia, lo tomo en dos versiones: bollo esponjoso y verdeado con espinacas. Ambos, fantásticos. Al de albóndigas con sepia le falta salsa, error que repiten con el pollo rustido (es una cuestión de cantidad de aliño, no de sustancia). Sin tacha, el de escalivada con queso azul y el de carrilleras al vino tinto, panecillo con masa madre.

Termino con un arroz con leche: bueno, pero los postres merecen un meneo (y están en ello). He bebido una cerveza Dougall's, de Cantabria, y una copa de tinto Joc, del Empordà.

Estupenda noticia: ¡incorporan el 'llonguet'! a las filas bocatiles (pieza que hay que defender ante la 'baotización' general y el 'molletismo'). Sugiero un cambio en la descripción del negocio: de 'guisos & cía' a 'guisos & panes'. Sería lo justo para honrar a los panaderos.




LO+

Sumar los guisos a un discurso contemporáneo.

LO-

El avisador en la mesa y la bandeja de autoservicio.




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