Fe en el romesco
El romesco merece reconocimiento como una de las mejores salsas del mundo. Insuficientemente celebrada por los foodies –conocidos en tiempos de la dominación francesa como gourmets–, esa hemorragia está a la altura de iconos planetarios homologados como el kétchup, la tártara (y sus mutaciones), la mayonesa, el chimichurri o la mostaza. Con el añadido de la belleza flamígera y la salud que aportan los frutos secos.
Preocupados
por la correcta nutrición, el mejunje cumple con los estándares de la dieta
sana: hortalizas escalivadas y frutos secos tostados. Para apartarla del exceso
de infantilismo, admite el guiño adulto del bitxo, lo que debería
proporcionarle éxito entre los amantes de lo asiático, que para algunos es la
última verdad culinaria.
El
romesco habla de territorio (cuenta Tarragona mejor que mil anuncios), lo que
es otro argumentos para los que persiguen productos enriquecidos con historia.
Requerimos
a los cocineros imaginativos un nuevo recetario que aleje el condimento de la
rutina. El día que la hamburguesa se encuentre con el romesco habremos
llegado.
Y levantaremos estandartes rojos de conquista.
Y levantaremos estandartes rojos de conquista.
Un crític gastronòmic americà diguè,que la cuina catalana tenia com a caracteristica i fet diferencial la picada i el sofregit... El romesco vendria a ser la fusió d'ambdos, el cosí per part de pare o la transgressió evolutiva!!!!
ResponderEliminarEl mes probable es que fou Colman Andrews. Una salsa poc coneguda a la resta del món.
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