Yours // Barcelona




















[Este restaurante ha cerrado]


Yours
Londres, 65. Barcelona.
T: 93.676.13.40.
Menú mediodía: 12 €.
Precio medio (sin bebida): 25 €.



Juanjo me contó




Después de tiempo sin saber de él, Juanjo Mestre telefoneó para contar los cambios en su restaurante, Your Burg!, al que había achicado el nombre hasta Yours.

Juanjo es un huracán al tocar tierra: entendí la mitad de lo que decía. Me quedó claro algo: se había asociado con la ganadería Mas La Carrera de La Vall d’en Bas, criadores de Aberdeen-angus.

Pedí sosiego: “Cuando nacen dos terneros gemelos, si son macho y hembra, la hembra no es fértil. Algo excepcional. Engordamos esa hembra y me quedé la carne”. El último testimonio era un entrecot. “Te lo he guardado”. 

No tuvo que decir más. Fui a probar la rareza. Ni siquiera me había sentado cuando me manteó con un montón de informaciones.

Compartía la propiedad de Yours con el futbolista Gerard Piqué, Els Amics de les Arts, Mas La Carrera y Noel Alimentaria.
¿Qué tenían en común? La fundación A. Bosch, que investiga enfermedades infantiles. Esa era la primera de otras decenas de noticias. Juanjo guardaba más sorpresas que el conejo de Pascua.

El jefe de sala, David Navarro, trajo el vino, Cabernet Reserva 2009 de Solergibert: la bodega era escasa y ahí tenían que meter caña.

Comí, como en el 2013, el timbal mallorquín, de vicio: hojaldre, queso y sobrasada (Juanjo me contó la matanza).
El fuagrás mi-cuit era uno de los mejores de Barcelona (Juanjo me contó que era la receta de Alain Ducasse).
Gloriosas las alcachofas de El Prat (Juanjo me contó que las confitaba en grasa de pato).
Y resultón, en su sencillez, el tartar de atún (Juanjo me contó que lo maceraban en citronella).

Se veía la buena mano del jefe de cocina, Andrea Bonamici. Sin avisar, apareció el nugget de pollo: una venganza porque la otra ocasión salió seco. “¿Y?”, preguntó. Mejor, pero perfeccionable. ¿La próxima vez?

Yours es un restaurante especializado en hamburguesas, que trasciende la carne picada.
Titulé la anterior crónica Hamburguelona y recogía el término hamburguesía, que usaba desde el 2010 para referirme a la clase social con la economía demediada.

La estrella de la casa, desde la nueva alianza, era un producto hecho con la carne de Aberdeen-angus (Juanjo me contó que los criaban en libertad) y la tecnología de Noel (Juanjo me contó cómo funcionaba la máquina: lo he olvidado).

¿Qué decir? Que estaba muy buena. Se puede adquirir en grandes superficies bajo la marca Natrus. La acompañaban las patatas fritas preparadas por el filipino Vincent Romel.

Para el final, el entrecot, excusa del retorno. Ni vaca ni ternera. Otra cosa. ¿Para qué seguir si no existe en el mercado?

¿De postre? Un cheesecake que envasará… ¡para un súper!

En las idas y venidas siguió contando: quería hacer zumos detox y platos vegetarianos, acondicionaba una foodtruck… Incluso había fichado a un barman francés para que elaborara tónicas. Pese a mi aversión a esa medicina, me gustaron: poco amargas.

No sé cómo acabará esto. Pero la voracidad y el entusiasmo de Juanjo son más contagiosos que la gripe aviar.         







Atención: a la posibilidad de organizar tu propia burger.
Recomendable para: los que busquen más que hamburguesa.
Que huyan: los de “para mí, la carne muy hecha”.







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