Michelin, explícate









Si sabemos felicitar, también tenemos que saber confortar.

Ayer por la mañana hablé con Jordi Herrera, el chef de Manairó, preocupado por cómo sobrellevaba la pérdida de la estrella Michelin.

El inspector jefe de la guía debería haber tenido el valor de levantar el teléfono y dar la mala noticia. Bien que convocaron a los ganadores en Santiago de Compostela para la foto promocional.

Hace tiempo que no voy a Banyoles, a Ca l’Arpa: en el pasado comí unas cuantas veces los platos de Pere Arpa. Un cocinero firme y con discurso territorial y terrenal. Pienso en el milhojas de berenjena y anchoa y en el conejo con mostaza. Que le hayan apagado la estrella es una trastada.

Respecto a Manairó, mi última comida fue en abril: la mejor desde el 2003. Herrera es un raro entre raros, un chef inventivo. El 2015 ha sido un año triunfal: nunca antes tuvo tanta clientela. Está enfadado, desconcertado y desolado. El consejo es que pase, que se dedique a lo suyo: comienza a asesorar la carta del restaurante El Nou Ramonet.

Herrera quiere que alguien le dé explicaciones.
Las merece. ¿Qué ha hecho mal?

Sin dar la cara, Michelin, que es grande, se hace pequeña.




Comentarios

  1. Pocas veces el reconocimiento viene ligado al trabajo y a la ilusión. Jordi, mira esa sala llena que ha venido a divertirse contigo y que te permite inventar, inventar y atreverte. Toca levantarse y volver a probar aquello que tenías en mente hace 3 días. Un abrazo!

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  2. hacer pactos con el diablo es peligroso...
    pensar que uno puede bajar a partirse la cara en charcos de lodo y salir impoluto, también....

    no sé porquè Manairó ha sido castigado, lo descubrí en 2005 y lo he visitado muy poco, la última con la estrella aún calentita buscando algo que a mi, humilde comensal de a pie, se me había escapado...

    no entendí porquè se la dieron... y no sé si se la quitan por esa misma razón, o sencillamente es real la evolución...

    sorprende lo fácil que es para algunos ir atesorando estrellas, replicando estilos de gestión (tanto en sala como en fogones) que no de cocina y lo difícil que es para algunos no resbalar en alguna curva...

    mazazo seguro, ahora toca escoger respuesta...
    evidenciar el error de la guía, y mandarles a tomar viento cuando vuelvan, o deprimirse y hundirse...

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  3. Ambas, buenas reflexiones. Muchas gracias.
    Ser pequeño es estar expuesto.
    Siempre hay que levantarse.

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