Algo que comer (y beber) en familia










Nunca había cocinado en Navidad, que ha sido hasta ahora una celebración itinerante entre las casas de los abuelos de mis hijos.

En Vila-real, lo habitual era la regresión a la infancia con una paella de pilotes, preparación punkie que solo comemos por esas fechas, adorando la bola de carne y sangre.

En Moià, los canelones, con una receta que han manejado varias generaciones de mujeres. En mi top canerófilo mundial, esa tuberías con bechamel ocupan uno de los primeros puestos, sin que célebres chefs alcancen la finura de la fusión doméstica.

En casa, el menú fue heterodoxo, entre la tradición y la tradición inventada.

Para el aperitivo, platillos con salmón ahumado y mantequilla con cebollino, anchoas con aceite de Quatretondeta y espárragos blancos gigantes rociados con un espray de vinagre de Jerez gran reserva.

Los niños dispusieron de una gran fuente con macarrones gratinados. Bajo el mantillo fundido de queso parmesano y gouda, el palpitar de este invierno que se imagina otoño.

En la mesa de los adultos, la pasta de canelón con las carnes, las legumbre y las verduras de la escudella trituradas con el túrmix. Servido en una jarra china de té, el caldo desengrasado. Un cruce entre los canelones y la escudella, sin arrodillarse ante ninguna receta antigua y acatándolas todas. Otra manera de afrontar el pasado suavizado con ideas del presente.

Disparaba a las copas el mágnum de Muga del 2004. El Shafer de California, un cabernet sauvignon del 2000, lo habíamos bebido en petit comité la noche anterior.

Más tarde abrí el Ruinart, y ante el nombre ruidoso y las burbujas silentes y pálidas, una cuñada soltó: "Ruinart, un buen nombre para la crisis". Estamos en la ruina, pero brindamos con champán antes de que el techo se desplome sobre nuestras cabezas.

La coca con atún fresco y escalivada fue la alfombra de Aladino. Y, para el final, nos enredamos con el tentáculo de pulpo rustido, bautizado con pimentón de la Vera y recostado sobre un puré de patatas obscenamente cremoso. ¿New pulpo a feira?

Chocolates, turrones, licores, y viejos y nuevos sentimientos en revuelta, revoloteando.


   

Comentarios

  1. Jo vaig ser una de les privilegiades en assaborir aquests plats atrevits, creatius, valents i, sobretot, boníssims. Gràcies per cuinar tan bé i amb aquesta "chaquetilla" que t'esqueia amb estil. La que se dejó los deditos en "Els genis del foc".

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  2. Ja, ja. Sí, va estar molt bé. L'any que ve, més!

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