Cinco cosas que no hay que hacer en una 'boutique' de pan



1. Llamarlas panaderías. Si utilizas la palabra corriente, los nuevos Master of Pain (sí, ya sé que significa dolor) te lanzarán panecillos de siete semillas como si fueran estrellas ninja.

2. Dudar de la masa madre. ¡Nunca hay que faltar a una madre! ¡A la madre ni mentarla!

3. Comportarte como si tuvieras el monedero estreñido y salir de la súper tahona habitada por cortezas rubias con una miserable barrita de cara blanca. ¡Descubrimientos escandinavos, contundencia de sobrasada, exotismo de pistacho, oscuridades de tinta de calamar o roscos de aguardiente según la receta de la abuela borracha!

4. Cuestionar las fermentaciones. A más fermentación, más billete ocre. La fermentación es dinero.

5. Llevar una bolsita de plástico arrugada en el bolsillo para cargar con las ofrendas. Lo óptimo es una bolsa crujiente de Louis Vuitton o cualquier otra marca de alcurnia a la altura de la masa, perdón, de la esponjosa miga rubensiana con hermosos óvalos.

    



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