El restaurante de la semana: Adagio Tapas











[Jordi Herrera dejó en verano del 2014 la asesoría de este restaurante]





Adagio Tapas
Ferran, 21. Barcelona
T: 93.318.90.61.
Precio medio (aprox): 15-20 (sin vino).
Menú: 25 euros.




La conquista de Guirilandia



En la calle Ferran, mi brújula señala dos direcciones cercanas. Una, arriba; la otra, abajo: Allium y el bar Cañete. Y entre los extremos, con la Rambla en medio, Adagio Tapas, en el número 21 de esa vía con más turistas por metro cuadrado que pollos en una granja industrial.

¿Qué hago aquí? Confiar en la palabra de Jordi Herrera, el chef bricoleur de Manairó, el manitas de la alta cocina: “Comerás muy bien”. No lo dudo, he estado muchas veces en la casa madre y sé de su chispa para diseñar platos con argumento.


El Adagio es un hotel de dos estrellas y los cocineros con renombre suelen empollar negocios en establecimientos con constelación.

“He tenido otras ofertas pero me convenció Tomás”. Jordi y Tomás Medina, el dueño, se entendieron enseguida, “somos parecidos, rápidos y directos. En dos meses lo hemos tenido listo”.

Si ya es inaudito que en Ferran exista un espacio para lo gurmet y que llene los bajos de un hotel modesto de 38 habitaciones, lo definitivo es que ocupe la recepción, trasladada atrás y a la que se accede por una puerta lateral.

La cocina es un cubículo de tres metros por 1,5 donde se coordinan Oriol Beltran y Jordi Cañizares, que comparten más intimidad que muchas parejas. Bailan un agarrao gastro. “Lo he pensado en metros cúbicos más que en metros cuadrados, en volumen más que en espacio lineal”, cuenta el ingeniero Jordi. Apilación en lugar de dispersión.


A un sitio con tensión le corresponde el vino 12 Volts, que sirve José Urdiales.

En plena Guirilandia, la oferta es sofisticada y deja en evidencia a las fritangas vecinas. La tapa estrella es un logro de Manairó que comí en el 2010: el calamar a la romana de huevo frito. ¿Se entiende? Es una yema rebozada que simula el molusco.

Lo repito: estoy en un hotel de dos estrellas de Ferran degustado un platillo de gran voltaje  a 7,50 euros, ejemplo de cómo debería evolucionar el tapeo.


Antes han pasado por mi mesa de mármol –unida a otra por un ingenio ideado por el manitas—las pieles de patatas con allioli, entretenimiento de cucina povera; unas anchoas, una ostra con salsa Espinaler y una lata de mejillones frescos (buenos pero feítos)

 “Quiero una cocina creativa de producto sencillo. Es fácil tirar de caviar y langosta”. Tira de un arrocito con callos, chistorra y vieiras, cuyo título anuncia una catástrofe y está rico: agradará al indígena y al extranjero, que se pirra con las paellas de chorizo.

Continúo con una fantástica carne de vacuno al soplete (que sustituye a otro invento herreriano, el Fakircook) y acabo con el capipota con garbanzos (un poco duros).


El día de mi visita aún no disponía de la máquina, la enculadora, que conectará a seis cigalas para vaporizarlas. En el 2006, fui uno de los primeros en probar el prototipo del aparatejo, la sonda de una plancha, que cocía al bicho en segundos. Este cacharro del horror múltiple ha sido fabricado por Gumer, mecánico de La Fura dels Baus. Está dicho todo.


Jordi define su composición, o adagio, como “alta cocina accesible”. A pie de calle. Conquistando espacios en Guirilandia.




PICA-PICA
Atención: a la vitrina de la entrada y su vocación artística.
Recomendable para: los que buscan calidad en territorio hostil.
Que huyan: los que se conforman con una croqueta requemada.




 Más restaurantes en:

Comentarios

Entradas populares de este blog

Restaurante Claris 118 // Barcelona

La guía Michelin quiere ser The World's 50 Best Restaurants

Desnudos y exhibicionistas: unas palabras sobre el 'food porn'