El año de la raspa // Una receta contada











Es el más pobre de todos los platos pobres.
¿Existe algo más menesteroso que comer una espina?
¿Sería posible convertir el desecho en un bocado glorioso?

En 1971, en el año de la raspa, Josep Mercader lo consiguió en el Motel Empordà, en Figueres, destino mítico durante décadas para gurmets motorizados.

Cuando la cocina catalana moderna estaba por construir, Mercader aportó frescura y menta a guisos espesos. Y últimas noticias de Francia, que circulaban por la N-II.
Cualquiera es capaz de lucirse con este aperitivo de subsistencia.
La receta es tan fácil que hasta la podría hacer el gato.

Espinas de anchoa sumergidas en leche durante dos minutos, espolvoreadas con harina y fritas, según las indicaciones del libro Històries del Motel.

Como todo proceso original, admite cambio. Las de la imagen son de boquerón: la carne tuvo otro uso.

En lugar del basurero, los restos ocuparon el centro de la mesa.
Para romper el blanco de la marinada y darle intención, la leche fue bautizada con el escabeche de una lata de mejillones.

No es por ahorro, sino por dignidad. Deshacernos de bienes preciados como ese naranja oleoso es pecado: que se lo apunte el Papa.

Una hora de reposo –no dos minutos– para reblandecer e impregnar.
Romper los bastones y llevárselos a la boca fue notar, a lo lejos, como un rumor de mar bravo, la acidez del vinagre.







Comentarios

  1. jo,que sóc de ponent recordo els vells de casa parlant de menjars excels, com l'arengada i el "badeijo", que es bacallà... eren excelents però barats, quasi de subsistencia.... La raspa es , com tu ben dius, el mas pobre de todos los platos pobres...

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  2. Per allargar l'abaejo, croquetes fetes amb patata...

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  3. ho inclouré en el meu blog...http://lavidapermenjar.blogspot.com.es/2015/04/croquetas-ensaladilla.html

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