La Moreneta al piano







MORENETA. Tengo algunos caganers en mi biblioteca: obispo, Juan Carlos, Sofía, Felipe, Letizia, muñeco de Michelin. Reservaré un espacio para la Moreneta, la Verge de Montserrat, y la preciosa deposición de oro: es una de las novedades del pesebre de este año. Algunos prelados se han abierto las sotanas por esta supuesta blasfemia, horneada y pintada. La asociación católica e-Cristians ha decidido llevar la figura al juez, aunque lo adecuado sería elevar la querella al Juez Supremo.


COPYRIGHT. La gansada caganera no es materia de tribunales, que deben dirimir asuntos de verdadera importancia, sino que forma parte de la habitual mercantilización y el desmadre navideño. No existe rito sin su parte monetaria. De las fiestas viven millones de personas. La alegría –o la obligación de la alegría– da dinero. Voy a colaborar comprando esa Moreneta en acción, acuclillada. Será mi forma de protestar contra la intolerancia. Y para señalar que el copyright de la Virgen Negra hace tiempo que dejó de pertenecer a la Iglesia.


DILEMA. José Luis Rodríguez Zapatero ha tenido la desfachatez de volver para seguir cobrando. Ese desmemoriado publica un libro de memorias, El dilema. El dilema es decidir quién es el peor presidente de la democracia: Aznar, Rajoy, Zapatero.


PIANO. El caso de la pianista Laia Martín tampoco tendría que haber llegado a juicio. Fue demandada por contaminación acústica y por lesiones psíquicas a una vecina. Vamos, como si al otro lado de la pared ensayara Iron Maiden. Todos hemos soportado a algún aprendiz torturador de Beethoven: lo que salía de aquellas teclas tenía más que ver con la parálisis que con Para Elisa.


CRUEL. Laia es de la especie virtuosa, entonces alumna y hoy concertista. Para no molestar, los padres aislaron la habitación. Pese a la enmienda acústica, la sentaron ante el juez con una petición cruel: cinco años y medio de cárcel (la Fiscalía solicitaba ¡20 meses!) y que fuera inhabilitada para ejercer la profesión. Ha sido absuelta.


AMETRALLADORA. ¿Cómo compensarán a la pianista el susto, el desconcierto y el sufrimiento desde 2007, cuando la Fiscalía la denunció? ¿La acusación equiparaba el tableteo del piano al de la ametralladora? ¿Acaso era la capo de la Organización Criminal Mozart para merecer cinco años y medio de cárcel? ¿Y ahora qué? ¿Cómo le devolverán la música robada? ¿Ella se sentará ante el instrumento con libertad o acobardada? Ir a juicio debería ser la última de las decisiones.


COPITO. En 1985, el artista Carlos Pazos hizo un collage, que se distribuyó como postal de la revista Àrtics, en el que la Moreneta acunaba a Copito de Nieve, albino sobre azabache. Hubo un intento de censura, si bien la publicación salió a la calle sin escandalera. Ni denuncias ni excomuniones. El mono está tieso desde hace una década, el otro icono sigue en su trono. Desde 1985 han pasado 28 años. Estamos peor. Somos menos libres.




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