Restaurante Mr Kao // Barcelona
Mr Kao
València, 271. Barcelona.
T: 93.445.25.88 .
Precio medio (sin vino): 38 €.
Menú de mediodía: 16.50 €.
Dim sum y seda
A las hermanas Meilan
y Nayan Kao Santín les agrada el cine: citan películas como 'Manhattah Sur' para contextualizar la
ambientación de Mr Kao, el restaurante que acaban de abrir con la familia Clos
en el Hotel Claris.
Donde estuvo el East 47 seduce el nuevo espacio con el espíritu de un club de Shanghái de los años 30.
En el aire, las imágenes literarias y
cinematográficas: fumadero de opio, celosía negra, 'qipao' rojo, cuerpo ensedado, juego de 'mahjong'.
La troquelada
portada de la carta recoge esa fantasía en relieve. A pie de calle, la
coctelería para tardes de señorial pereza y, arriba, el restaurante. Nayan
explica la recuperación de antigüedades y esas tres sillas del reservado con
historia.
Meilan fue la
testaruda impulsora de Kao Dim Sum, pared con pared con el Shanghai de su padre
y su tío, el cocinero Josep María y el sumiller Lluís, y ha trasladado el
formato 'dimsumero' con Nayan hasta el
centro de la ciudad.
Es una anfitriona formidable y conocedora: puede disertar
sobre clases de harinas, consistencias y texturas y de cómo han buscado con
Josep Maria la cobertura ideal. Si el exterior del paquete no es perfecto, el
interior estará amenazado.
Sentimental, recuerda al
abuelo Kao Tze Chien (1925-2013), chef del primer restaurante chino de
Barcelona, Gran Dragón. “En el mercado de Santa Caterina, las vendedores, al no
saber pronunciar su nombre, lo llamaban señor Kao”, evoca Meilan.
Algunos
platillos del abuelo han viajado hasta la carta: el huevo milenario (“estuvo
prohibido exportarlos: ahora ya es legal”), impacto en el paladar, textura
inesperada y mórbida y rica, y el pato con salsa 'hunsao', más bueno que un
achuchón.
La especialidad son
los 'dumplings' y a ellos me entrego
con fervor, pasando por el preceptivo 'nem' con menta y lechuga francesa (“de la
frontera de China con Vietnam”).
La otra fritura es rape envuelto en pasta 'kataifi', crujiente felicidad. De la familia de los hervidos y a la plancha, el
de pies de cerdo. ¡Alerta al morder! Es tan bueno como luciferino y el interior
ardiente puede salir expedido hacia lugares indeseados.
Acabo con la tanda al
vapor: de panceta y caldo, de gamba y castaña de agua y de langostino, pollo y
zanahoria (“la pasta de los dos últimos es de tapioca, que pueden comer los celíacos”).
Bebo Les Crestes 2014, un priorat todoterreno para saltos gustativos.
Aprecio el fino
trabajo de elaboración de la masa, elástica y resistente, en el punto idóneo de
grosor para sujetar pero sin interferir con la farsa.
“Es difícil encontrar variedad
de harinas. Llegan por Amsterdam y Londres”, lamenta Meilan. Les ofrecieron una
máquina, aunque prefieren la franqueza de la mano.
La señora Kao, la abuela, vive. Meilan cuenta
una historia que debería escribir: “Mi abuela financió el primer restaurante de
la familia participando en el rodaje de '55
días en Pekín' con cuatro de sus hijos”. Un bocado, un 'dim sum' de historia,
que merece ser ampliado.
Atención a: los platos
vegetarianos y sin gluten.
Recomendable para: los que quieran un máster
en 'dim sum'.
Que huyan: los de rollito de primavera.
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