El esplendor de la salchicha // Martin Parr
¿Por qué lo destartalado atrae como lo bello?
Hay una deriva estética hacia lo feo, a lo mejor porque nos reconocemos en eso, aunque reneguemos e intentemos mostrarnos con la sofisticación del polipiel.
Hay una deriva estética hacia lo feo, a lo mejor porque nos reconocemos en eso, aunque reneguemos e intentemos mostrarnos con la sofisticación del polipiel.
El fotógrafo Martin Parr (1952) debe de ser un genio porque fotografía lo obvio como si se tratara de lo excepcional.
¿Cuál es el valor de una salchicha de frankfurt en su cruda –o cocida– realidad? Si la retrata usted, un pasatiempo; si lo hace Parr, un testimonio de la sociedad organizada como 'fast food'.
Un mundo chillón, en cadena, obeso, con trabajadores poco cualificados y clientes atraídos por el rojo y el amarillo y cualquier otro color básico.
¿Cuál es el valor de una salchicha de frankfurt en su cruda –o cocida– realidad? Si la retrata usted, un pasatiempo; si lo hace Parr, un testimonio de la sociedad organizada como 'fast food'.
Un mundo chillón, en cadena, obeso, con trabajadores poco cualificados y clientes atraídos por el rojo y el amarillo y cualquier otro color básico.
Parr publica el libro 'Real food' (Phaidon) y con él eleva a la categoría de artistas a los retratistas de estudio que durante décadas iluminaron platos combinados para ilustrar restaurantes baratos y chiringuitos ardientes.
Miembro de Magnum –la célebre agencia, no el helado–, su cámara ha ingerido durante 25 años miles de instantáneas hasta –como los búhos– regurgitar las 200 que recoge la publicación. Bollos que no comería ni el perro, dulces con brillos atómicos, embutidos que amenazan con evacuaciones exprés a los asistentes a una merienda infantil.
Miembro de Magnum –la célebre agencia, no el helado–, su cámara ha ingerido durante 25 años miles de instantáneas hasta –como los búhos– regurgitar las 200 que recoge la publicación. Bollos que no comería ni el perro, dulces con brillos atómicos, embutidos que amenazan con evacuaciones exprés a los asistentes a una merienda infantil.
El ejercicio de Parr es estupendo para compensar la estomagante actitud de los estilistas gastronómicos, capaces de transformar una lechuga en una representación del Amazonas.
Proliferan los libros que aplican 'bótox gastro' a las recetas que –con el adecuado tratamiento– son hermosas como flores de cementerio.
Parr se mueve en el registro contrario. Expone la verdad.
Tras pasar por sus manos, vemos la comida como los cuerpos en los vestuarios de los grandes almacenes. Bajo las luces blancas, no hay diferencia entre nuestra anatomía y un chopped plantado.
Proliferan los libros que aplican 'bótox gastro' a las recetas que –con el adecuado tratamiento– son hermosas como flores de cementerio.
Parr se mueve en el registro contrario. Expone la verdad.
Tras pasar por sus manos, vemos la comida como los cuerpos en los vestuarios de los grandes almacenes. Bajo las luces blancas, no hay diferencia entre nuestra anatomía y un chopped plantado.
'Real food'
El prólogo del libro lo ha escrito el arquitecto y cocinero Fergus Henderson, creador del restaurante londinense St John, donde se venera la casquería. Henderson escribe sobre los universos paralelos: Mundo Fresco y Gurmet y Mundo Inmortal y Procesado.
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