Juzgar a los otros
Jordi Cruz, presidente del jurado. |
Uno de los platos ganadores: lletons con patatas y espinacas. Y la receta: https://www.youtube.com/watch?v=NOJcIsaJyNI |
Si el trabajo de cronista gastro es comprometido, el de juez es más incómodo que montar a pelo. Volví a sentir la sensación trotona y vacilante el jueves, cuando fui miembro del jurado de Raimat para elegir a las jóvenes promesas de la restauración, alumnos de escuelas públicas de hostelería, cocineros y sumilleres de ambos sexos.
¿La sorpresa? Que en la mayoría de las parejas, el tenor o la soprano eran los que manejaban los vinos, probablemente porque están destinados al careo público. Buenas labias.
Escuchamos a los jóvenes, probamos 15 platos, atendimos tintos y blancos y cavas. Puntuamos, conversamos con ellos, les dimos opiniones sinceras, aunque dolorosas. Son estudiantes y merecen la franqueza.
Las sonrisas de sacarina ayudan poco.
En este oficio de contar, dedicamos tiempo a los aristochefs y descuidamos a los profesionales que trabajan en hospitales y escuelas y otros comedores multitudinarios, y en bares y restaurantes sencillos.
El propósito es que reciban la mejor de las formaciones porque serán los que nos alimentarán a diario. Porque serán los responsables de que nuestros mediodías sean felices o desgraciados.
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