Restaurante: Doble
[Este restaurante ha cerrado]
Doble
Passeig de Gràcia, 116. Barcelona.
T: 93.218.61.82.
Precio medio (sin vino): 30 €.
Agencia de Viajes Paco
Paco Pérez es un chef
maratoniano: resistencia y larga distancia. Su carrera es contra el tiempo, y
los prejuicios.
Moto chef, jet chef, tren
chef, coche chef, bici chef. Medios de transporte para cumplir las
obligaciones entre Llançà-Barcelona-Berlín y pronto Mallorca.
¿Es por gusto, es
un masoca de los traslados? Es porque
tiene capacidad y porque mantener Miramar en Llançà (¡tres estrellas, ya!) es
oneroso.
Miramar es la casa de Paco y Montse Serra y el centro de todo lo demás.
Sin los trabajos en ese destino obligado sería imposible trasladar creatividad al
berlinés 5, Enoteca, La Royale/Black y L’Eggs, desdoblado en este Doble al que
se refiere la crónica. Uno dentro de otro como una matrioska: es cada vez más común encontrar locales multiplicados.
La
penúltima hora es que Paco ha dejado The Mirror y su arroz con socarrat de dos caras.
¿Porqué renunciar a
ese platazo, Arroz Doble Cara, que cuadraría de maravilla en el lujoso sótano
que es Doble? Arriba L’Eggs, abajo el club.
“No es un restaurante. Es un espacio
informal con música en vivo. Puedes venir a cenar o a comer dos cositas o tomar
un cóctel”. Triturar los formalismos y las
rutinas. Una mujer canta, un hombre toca el piano, un cliente toma un dumpling relleno de lomo ibérico y
cigalitas.
Toca otro dumpling, Sam.
Entrar,
brindar, escuchar música, beber un cóctel de Javier Caballero, artista de las
combinaciones con un libro en el mercado líquido, Liquid experience. Coctelería evolutiva. Toda Barcelona es ya un
naufragio de hielos.
Pido a Javier un golpe sin alcohol y me sirve un trago del
que bebería un tonel: zumo de granada, agua de jengibre, cubitos del tamaño de
la cabeza de un niño.
Paco ya tiene una edad
y desvela que ese Doble se refiere a los rombos de la tele en blanco y negro de
cuando éramos niños y los restaurantes, espacios inalcanzables.
Dos rombos: lo
prohibido, lo nocturno (abren de las 20.00 horas hasta las 3).
No hay memoria
en la carta, sino actualidad, aunque en los buenos-buenos panecillos en honor a
Obama, Einstein y Adrià –jamón ibérico, patata paja y huevo, el mejor-- podrían
representar las meriendas en pantalón corto. Fui nada más abrir y eran
prudentes en picantes y acideces. Ya están dando más caña.
Carta mundializada
–Agencia de Viajes Paco--, lo recomendable es la ensalada thai con un helado de
curry para salsear la juliana de verduras y frutas; el tiradito de jurel en
sashimi, ají y rocoto, servido sobre la espina (belleza, el pescado es el
plato); los rollos de primavera con bogavante y papada ibérica; el shabu shabu de jugo de vacuno en el que
mojar las láminas de wagyu. Y esa mini burger
de vaca añeja y queso Ermessenda para votar que sí.
A la #kocinaurbana de
Doble le falta compañía: el arroz con socarrat
de dos caras. Cuando todo se hunde hay que rescatar los grandes platos.
Atención: al eje Moments/BistrEau y
L’Eggs/Doble.
Recomendable para: los seguidores de la
#kocinaurbana.
Que huyan: los de mongetes amb butifarra.
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