Algo que comer (y beber) en familia
Nunca había cocinado en Navidad, que ha sido hasta ahora una celebración itinerante entre las casas de los abuelos de mis hijos. En Vila-real, lo habitual era la regresión a la infancia con una paella de pilotes , preparación punkie que solo comemos por esas fechas, adorando la bola de carne y sangre. En Moià, los canelones, con una receta que han manejado varias generaciones de mujeres. En mi top canerófilo mundial, esa tuberías con bechamel ocupan uno de los primeros puestos, sin que célebres chefs alcancen la finura de la fusión doméstica. En casa, el menú fue heterodoxo, entre la tradición y la tradición inventada. Para el aperitivo, platillos con salmón ahumado y mantequilla con cebollino, anchoas con aceite de Quatretondeta y espárragos blancos gigantes rociados con un espray de vinagre de Jerez gran reserva. Los niños dispusieron de una gran fuente con macarrones gratinados. Bajo el mantillo fundido de queso parmesano y gouda, el palpitar de este