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Mostrando entradas de mayo, 2020

Álex y Sandra: una novela de amor y confinamiento

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"Un día, Álex decidió no salir de casa". De ese modo comienza una novela sorprendente y apasionante, valiente y melancólica, que el periodista y escritor Pau Arenós escribió muchos años antes de la llegada del coronavirus y del obligado confinamiento. Publicada ahora en 'e-book' y con una vida en papel con otro título ('Una puta muy alta'), 'Álex y Sandra' cuenta una atípica historia de amor y encierro y plantea una pregunta tan inquietante como necesaria: si un día decidimos desaparecer, ¿alguien nos echará en falta? Comido por la soledad, Álex decide contratar los servicios de una prostituta impulsado por lo llamativo de un anuncio: "Soy alta, muy alta, muy alta". Sandra se revelará como una persona poco común que enseñará a Álex una realidad alternativa. En 'Álex y Sandra', Arenós se anticipa a la sociedad que la covid-19 ha dejado: cada casa, un búnker. https://www.amazon.es/%C3%81lex-Sandra-novela-amor-confinamient

Nos sentamos una y otra vez ante el fuego

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En mi juventud, las brasas buscaban la carne pequeña. Si acostábamos una parrilla sobre las ascuas, estas abrazaban, con toda probabilidad, chuletas de cordero y butifarras blancas y negras y panceta y alguna chistorra que derramaba sangre y excitaba las llamas con el grasiento goteo. Escribo abrazaba porque pudiera ser que se tratara de una estructura fija de hierro, aunque en chimeneas e improvisadas hogueras lo práctico era uno de esos armazones que sujetan y permiten dar la vuelta al instrumento con el contenido al completo. Reunirse en torno al fuego permite un diálogo con el pasado, con seres anteriores a nosotros y cuya herencia recorre nuestras células sin que tomemos como relevante ese contenido genético. Nos sentamos una y otra vez ante el fuego –una y otra vez, una y otra vez– e imitamos el gesto de millones de antecesores, aunque ya no lo hacemos como necesidad sino como placer. Lo que fue cotidiano es ahora infrecuente, al menos, entre urbanitas. En el mun

Espárrago, la flecha de la primavera

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El espárrago blanco comparte excepcionalidad con los albinos. El gorila blanco. El tigre blanco. El rinoceronte blanco. Seres casi mitológicos porque su existencia corresponde al azar en el bombo de la genética. Son tan majestuosos como frágiles: al resultarles imposible mimetizarse con el entorno quedan al descubierto ante los depredadores. Les atribuyen, además, propiedades mágicas, un plus que fomenta la caza ilegal, y el fanatismo. En cambio, las virtudes diuréticas del espárrago están acreditadas, aunque el objetivo de esta página es difundir el placer más que la salud. A diferencia del níveo espontáneo en los animales citados, el del espárrago va contranatura: su color es producto del capricho humano. Se trata de una hortaliza forzada. Los cubren con un caballón para que crezcan en la oscuridad de la tierra y el Sol no excite la clorofila. Se les prohíbe ser verdes. Durante años nos hemos conformado con la versión recluida y en bote de cristal, embalsamados en el