No quiero
DICHA. No quiero que, en los raros y limitados instantes de felicidad, algo o alguien estropee la dicha y diluya el momento pasajero, haciéndolo olvidable, o confuso, tiñéndolo de malestar HIJO. No quiero que mis hijos crezcan y que otros amores me los roben. MINISTRO. No quiero vivir en un Estado en el que el ministro del Interior utiliza recursos públicos para desacreditar a los rivales políticos, y que sus acólitos lo jaleen por esa actividad enmascarada. MATÓN. No quiero que, en la autopista, el matón del coche de atrás me haga luces, que se aproxime para intimidarme y que se sienta un machito (siempre son hombres) por conducir como un Hamilton poligonero. LATA. No quiero que, en una acera recién barrida, un imbécil lance una lata. ATENTADO. No quiero tener miedo cuando, durante una epidemia de gripe, alguien me estornude, duchándome en saliva. No quiero que después de un accidente aéreo me aterre subir a un avión. No quiero que después