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Mostrando entradas de agosto, 2016

Padrineando // Un viaje a Corleone, Sicilia

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Agosto del 2016: "Corleone se queda sin Ayuntamiento por sus tratos con la mafia" Este viaje fue publicado en El Periódico en agosto del 2008. El tiempo no avanza. La mafia lo sigue manchando todo. Viajar a Palermo bajo el síndrome del padrino es peligroso. No porque haya amenaza, sino por el exceso de fantasía que desfigura la realidad. ¿El granuja que pide una moneda para vigilar el coche es mafia? ¿Los taxistas que cobran, respectivamente, 10, 15 y 20 euros por un trayecto ínfimo son mafia? ¿El motorino que viaja en contradirección, amenazante como una navaja abierta, es mafia? ¿Los basureros reventados, las aceras levantadas, los socavones son de la Mafia? ¿Las obras sin obreros, los andamios constantes y vacíos en los palazzos del barrio de la Kalsa son de la Mafia? A lo mejor sí; a lo mejor, no. La Mafia es una multinacional que no cotiza en bolsa, que no declara beneficios y cuyos consejos de administración se celebran en secreto. En su versión

Enjaulado en una luz

RATONAR. Estoy en la librería de unos grandes almacenes preguntando por una novela. Hay dos dependientas: una busca en el ordenador mi petición; la otra atiende a un hombre, a punto de pagar un volumen. En realidad no está a punto de pagar un libro, sino un cuerpo sangrante y mutilado, aún supurando horror después de 90 años: Mein Kampf, Mi lucha , esa repugnancia que vomitó Hitler. No sé si es una edición comentada o algún saldo con las esquinas ratonadas. Escuchar decir Mein Kampf, nombrar a Hitler y vincularlo a un acto libre y cotidiano –entrar en una librería, comprar un libro– da escalofríos, incomoda; y el día de verano, que era límpido, se ha astillado en cristales rotos. pistola. ¿Me sentiría mejor si estuviera prohibido, si en esos grandes almacenes una de las mujeres le hubiera dicho al hombre que ellas no despachaban porquerías? De ninguna manera. La democracia permite que una infamia como Mi lucha pueda ser adquirida, si bien sería recomendable que la ve

Taverna del Mar & Garbí // S'Agaró

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Taverna del Mar Tempura de langostinos tigre al estilo de 99 Sushi y Nobu: adictivos. Bien por las croquetas de jamón. Muy formalito el atún con aguacate. Arroz del 'senyoret' con el grano bien trabajo pero sin gusto definido. Restaurante Garbí en la piscina del Hostal de La Gavina. Sensacional sashimi de rodaballo con jalapeños. Correctos (y previsibles) calamares a la romana. Pulpo con puré de patatas sin reproches. Buen tartar de buey cortado a cuchillo necesitado de un poco más de picante.

Restaurante Candlelight // S'Agaró

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Candlelight Hostal de la Gavina. S'Agaró. T: 972.32.11.00. Precio medio (sin vino): 75 € Menú degustación: 85 y 120 € Romain vuela alto en La Gavina El cocinero Romain Fornell, nacido en Tolouse en 1976 y en Barcelona desde hace 17 años, sabe de la responsabilidad histórica que significa estar al frente del Candlelight, restaurante señero del Hostal de La Gavina de S’Agaró, porque prácticamente el turismo moderno fue fundado en estos peñascos, donde los árboles retorcidos hablan del poder del viento. Fue en 1908 cuando Ferran Agulló nombró las escarpaduras que costean de norte a sur como la Costa Brava en La Veu de Catalunya y solo 24 años después la familia Ensesa inauguró el hotel, lugar público entre los chalets privados y discretos y opulentos que forman parte de aquella urbanización noucentista que imaginó Josep Ensesa Pujadas y que creó el arquitecto Rafael Masó. Desde el año pasado, Romain

Restaurante Moments // Barcelona

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Moments Hotel Mandarin.  Passeig de Gràcia, 38-40. Barcelona. T: 93.151.87.81. Menú degustación: 166 € Menú ejecutivo: 67 €. Precio medio (sin vino): 150 € El momento de Moments Raül Balam está en forma, su cocina es compleja y adulta: el mejor momento de Moments desde la apertura, hace casi siete años y dos estrellas después. Durante la charla posterior, Raül se refiere a Carme Ruscalleda y al Sant Pau varias veces, con la modestia y honestidad con la que ha sido educado: “La mare está aquí cada jueves. Sin la ayuda del Sant Pau no podríamos hacer esto”. Carme prueba, valida, aconseja, pero el cocinero se llama Raül Balam Ruscalleda, respaldado por Alberto Castiñeiras. Al comienzo, Moments y Sant Pau tenían más que lazos maternofiliales: compartían platos. A excepción del pichón con cerezas relleno de cerdo, que vuela también hasta Tokio, uniendo de

Lavado de cabeza // Un placer exprés

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El gusto de que unos dedos te masajeen en la peluquería Pasar por la peluquería es una obligación desdoblada en placer si el cliente es capaz de olvidar el reloj, olvidar el móvil y concentrarse en el trastrás de las tijeras como si fuera un salmo o cualquier otro de los patrones sonoros que cantan o repiten los acólitos de todas las religiones. Las actitudes son tres: conversar con la persona que maneja las tijeras (relajamiento bajo), leer una de esas revistas lujosas que no exigen atención (relajamiento medio) y dejar, en silencio y con los ojos cerrados, que los instrumentos suban y bajen por los cabellos como arañas bien instruidas (relajamiento alto). Sin embargo, el gran momento está por llegar. Es cierto que antes de comenzar a ser trasquilado te han sentado en un butacón y te han preguntado si estás cómodo y si el agua está demasiado caliente (o demasiado fría). Y te han enjabonado y eliminado la espuma y secado la cabeza. De regreso al butacón para la segunda

Restaurante Castell Peralada // Peralada

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Castell Peralada Restaurant Peralada T: 972.53.81.25. Precio medio (sin vino): 60 € Menú degustación: 79 € Zarzuela en Peralada El Castell Peralada tiene nuevos señores: el cocinero Xavier Sagristà y el jefe de sala Toni Gerez. La familia Suqué Mateu les ha cedido espacio: la excepcional terraza sobre el estanque y las 35 parejas de cigüeñas que habitan los árboles de los jardines, una noble sala con un tapiz del siglo XVII y los torreones, en cuyo exterior crece la hiedra, verdeándolos y protegiéndolos. Son los escenarios del Castell Peralada Restaurant, que devuelve el protagonismo a esos dos amigos desde hace 30 años, Xavier y Toni, que abandonaron El Bulli –bullinianos hasta el hueso– para dirigir Mas Pau, donde cazaron una estrella, proeza que están prestos a repetir. Estrellólogos, sigan sus pasos. Espacio excepcional para una cocina de territorio y memoria con las dosis necesarias de nostalgia. Por