Michelin, estrellas y garrotazos







La Semana Grande de la Gastronomía ha llegado al ecuador. Hoy termina el congreso San Sebastián Gastronomika y mañana Michelin entregará sus estrellas y garrotazos en el Hotel Palace de Barcelona. El jueves habrá que limpiar copas sucias, embabecidas, y abrillantar algunos egos marchitos.

San Sebastián Gastronomika, congreso de congresos, era un bullebulle (palabra con hervor) de rumores sobre el micherinazgo.

Que a este le da y a aquel le quitan. Que si sería una deslealtad dejar a Can Fabes en dos. Que si Nandu Jubany y Casa Gerardo merecen la segunda ¡ya! Que cuál de los cocineros con una medalla que colabora en la cena, Romain Fornell (Caelis), los hermanos Sergio y Javier Torres (Dos cielos) y Jordi Cruz (Àbac y Angle), subirá el escalón alfombrado de la segunda. Que si a Tickets, Coure, Nerua, Portal Fosc, Dos Palillos, Mina, Casa Marcelo, Rodrigo de la Calle y Koy Shunka les engancharán la pegatina. Que si la sorpresa serán Gresca, Toc, Nectari o Mirko Carturán. Que si Diverxo en Madrid coleccionará otra más, y Alkimia en Barcelona. Que si ningún tres estrellas nuevo alzará la cabeza por el sombrío horizonte. Que si será un año malo, y maldito.

¿Habladurías o certezas? Se tronchan los de Michelin con la incertidumbre de los apostantes.

Los más relajados, por rango y veteranía, eran Joan Roca, en compañía de sus hermanos, Jordi y Josep, y Carme Ruscalleda, con su hijo Raül Balam. Y el padre, Toni, que el domingo cumplía 60 años. “Y yo los haré el próximo año”, soltaba exultante Carme, sin hechuras de sesentona.

Han sido días de familia porque Juli Soler, al que premian hoy con el Gueridón de Oro –-se le acumulan los reconocimientos--, viajaba con sus hijos Pancho y Rita. Ayer, los Roca por un lado y los Balam Ruscalleda por otro regresaron a Catalunya para rematar el festejo de Michelin, con 250 invitados aguardando la tapería de lujo. Pero antes, el lunes, unos y otros habían dado ponencias de aplauso y voltereta.

Los Balam Ruscalleda, con un diamante de trufa y un homenaje a Pedro Almodóvar y su cirugía cinematográfica. Los Roca, con un repaso a su arte excepcional –-qué belleza la flor de alcachofa-- y a una gamberrada coctelera y sangrienta de Jordi. Que Drácula lo ampare.

Por la escena han pasado cocineros de Brasil, México y Perú. Pero el gran momento fue para Christian Escribà y su pastelería en 3D, que llenó la platea con gafas y bocas perplejas.

Y para Andoni Luis Aduriz y Quique Dacosta, que tendrán que conformarse con el fervor de los 800 congresistas porque este año parece que no, que tampoco recibirán el impacto de la tercera estrella Michelin       

Comentarios

  1. Más estrellas a parte de éstas?

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  2. José: con total franqueza, yo qué sé. Lo que escribo es el runrún en el mundillo. Ojalá hubiese descarga de estrellas.

    Pau Arenós

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