Nandu Jubany se encomienda a Sant Pancraç
(Interior. Día. Comida. Sábado 28 de enero) Rebauticé una vez Can Jubany como Gran Jubany. Nandu crece, aumenta. Es como una bola de humedad, que absorbe y condensa. Recolecta las ideas de otros y las adapta al entorno y la filosofía. La novedad es que a lo ajeno declarado aporta ideas propias. La espina dorsal de la casa sigue siendo la tradición (zarandeada), si bien trufa lo antiguo con el esplendor de lo nuevo. Acercándose a lo tecnoemocional, es prudente y sabe que el público desea pasar por el tubo de los canelones. En esta ocasión lo vi suelto, libre, orgulloso y explorador de una nueva ruta, en paralelo a la rutina del Eix Transversal. El mejor Jubany de los últimos años. Comimos en la cocina. Un privilegio. Pocos chefs se atreven a mostrar la intimidad, el dolor del oficio. Nandu no tiene nada que ocultar. Ni siquiera el genio, el cabreo sin maldad, la tensión del servicio. A lo lejos, y a través de la pared de cristal, la ciudad de Vic sin estar desdibujad