El pan de exhibición

Mesa diseñada por Studio Rygalik. Atender los cambios, las mutaciones, en los locales comerciales de la ciudad es una forma de sociología callejera y perruna. Los espacios se llenan o vacían al ritmo de vicios y deseos, un burbujeo con sonoros plops . Hubo videoclubs, hubo inmobiliarias, hubo fumarolas de cigarrillos electrónicos, rápidamente aventadas. Este es el momento de la panadería chic, del pan de exhibición, más boutique que horno, expendeduría antes que lugar de trabajo para la larga fermentación y la noche de harina. Una cosa son las tahonas y el regreso a la masa madre –la palabra madre siempre genera buen rollo–; otra, esos espacios con interiorismo y poca miga. Los clientes compran o se sientan para «una degustación», esa es la expresión con tilín, sin saber que en la trastienda solo hay arcones con congelados. No es rústico, es plástico. Comprar una de esas barras es abrazar la esca...