Una piedra en el zapato // Un placer exprés
El gusto de poder suprimir el dolor en un santiamén El que se cuenta a continuación es casi un anti placer. O una excusa de masoquista pequeño. En una entrevista que publicó este semanario, el actor Vincent Lindon, un hombre con una lucidez salobre, reflexionaba sobre eso: “Siempre me siento en una posición incómoda, al borde de la silla. Si noto que tengo una piedra en el zapato, puedo pasar horas antes de quitármela. Sentirme a gusto me inquieta”. Por supuesto no era lo más relevante que contaba, aunque sí que se trataba de un pensamiento insólito. Caminar con dolor como un faquir sensibilizado . De lo que dijo Lindon se entresaca que el obstáculo en la planta del pie le obligaba a estar alerta. El modo en el que una piedrecita se cuela hasta el fondo del zapato es un misterio. Si fuera una excursión al campo se entendería el asalto rupestre , pero al tratarse de un paseo por una impoluta avenida el pedrisco resulta incomprensible. El asunto es dejar