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Mostrando entradas de enero, 2018

Restaurante Haddock // Barcelona

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Haddock València, 181 Barcelona T: 93.631.37.16 Menú de mediodía: 15,50 € Precio medio (sin vino): 30 € Al 'tiet' le gusta la pimienta Franc Monrabà (Sant Celoni, 1970), ese capitán Haddock varado en el Eixample, es un hombre con personalidad: tiene cocina, tiene discurso y tiene genio y corpulencia, y barba cerrada. En su cuaderno de bitácora prefiere recordar a dos almirantes, Jean Luc Figueras y Santi Santamaria, y olvidar a las decenas de gurmetillos a los que mandó en restaurantes de poco calado. Su última singladura se llama Haddock, que además del celebérrimo personaje de Hergé es un pescado: el eglefino. No he comido eglefino, pero sí San Pedro, plato que forma parte del menú de 15,50 euros y cuya majestuosidad no acostumbra a surcar los mediodías barceloneses. «¡A las cinco de la mañana me ha despertado el proveedor!», argumenta para explicar por qué ha podido pescar a buen precio. Al entrar, ha dicho con campechanía: «Bienvenido a la tabe

Presidente Y, el reformador // #CuentoTallaS

Plomizo. El presidente Y se veía a sí mismo como un reformador. El recorrido para capitanear el consejo de ministros había sido largo y en ese camino –con tantas chinas en los zapatos que a veces reunía más piedras que dedos– había abrasado a los amigos, la familia e incluso a las mascotas, como aquel caniche que escapaba en cuanto veía su sombra y el pez ángel que se ocultaba en un atolón de la pecera cuando pasaba cerca. La suya era la estrategia del hastío: era el más plomizo de entre todos los aspirantes y, por tanto, el más persistente. Dinámico. El persistente Y, antes que presidente Y, se ensanchaba y fijaba como la mancha de aceite en la camisa: imposible hacerla desaparecer. Aburrió a los que le disputaban la dirección del partido, a los candidatos a la presidencia de los otros partidos y a los electores, que le dieron los votos por pesado, para que se callara. Escuchar sus mítines o los debates televisivos había sido peor que soportar todos los sermones de todos l

Restaurante Jiao Zi Q // Barcelona

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Jiao Zi Q Comte Borrell, 171 Barcelona T: 673.77.79.98 Precio medio (sin vino): 10-15 € Duelo de raviolis hechos a mano Hace unos tres lustros, Liw-U dejó la ciudad de Fushun, en la provincia de Liaoning, para emplearse en una fábrica textil en los alrededores de Barcelona. Su mujer, Xiu-Yan, y su único hijo, Wei, recorrieron más tarde esos 9.000 kilómetros para el reencuentro bajo un cielo de bobinas. Ninguno de los tres miembros de la familia Qiu se enreda hoy con los telares industriales, sino que intentan que encajen las piezas de un restaurante que abrieron sin experiencia el 23 de noviembre: Jiao Zi Q. He llegado hasta este antiguo establecimiento gallego alertado por Albert Adrià, siempre a punto para la exploración gastro, sean picos o simas. Un toldo con el nuevo nombre tapa un tejadillo de pizarra. Pegado al cristal de la entrada, imágenes y letras. «Ofrecemos 'jiaozi' / 'gyoza' hervidas». Y a la

Entra una jirafa y sale un hipopótamo // #CuentoTallaS

Voltio. Cuando Titus entró en el bufet libre estuvo seguro de que era el paraíso en la Tierra antes del pecado original, y con cocineros. Le había llegado a las manos un flyer con colores chillones y titulares con muchas admiraciones: “¡¡¡Coma hasta reventar!!! ¡¡¡Pague 20 euros y coma por 100!!! ¡¡¡El mayor bufet de la ciudad!!! ¡¡¡Entra una jirafa y sale un hipopótamo!!!”. Electricista de urgencias, se ganaba mejor la vida que un médico a domicilio. Solo por desplazarse cobraba 50 euros: el coste final de la chapuza doblaba esa cifra. Devolver la luz a una casa no tenía precio, decía a modo de justificación por las tarifas abusivas. ¿Qué hacía un médico volante?, ¿recetar un jarabe?, argumentaba con desdén. Dependíamos tanto de la electricidad, según su parecer de filósofo del voltio, que un día sin ella no solo era incómodo y caro (adiós víveres del frigorífico), sino que nos entregaba al miedo límbico (eso lo había leído en una revista de divulgación científica en la barbería

Restaurante Plaça del Vi 7 // Girona

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Plaça del Vi 7 Plaza del Vi, 7. Girona T: 972.215.604 Precio medio (sin vino): 30 € Porque lo natural es beber y comer Tuvo premios en Catalunya, en España, en Europa. En el 2008 fue reconocido como segundo mejor sumiller del mundo. Roger Viusà podría estar abriendo botellas a precios repugnantes para multimillonarios chinos y oligarcas rusos, pero en el 2012 se retiró de las reverencias y de los corchos de platino para defender un 'bistró' en el número 7 de la plaza del Vi de Girona. Ah, renunciar al gran carnaval, a la baba tóxica de los elogiadores, a las botellas especulativas y a esas propinas que hieren. Por supuesto, vino, mucho vino, en la plaza del Vi. Como un malabarista del vidrio, Roger maneja 400 referencias y una docena a copas. Le presento varias opciones de la enorme carta -hay muchas que me interesan, y que puedo pagar- y elige Táganan 2015, de Envínate, el colectivo que elabora en Tenerife y en otras

Restaurante Disfrutar // Barcelona

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Disfrutar con el 'calçot' fino El admirable trabajo del trío de Disfrutar : tres años, dos estrellas -tendrían que ser tres para completar el juego de la trinidad: y porque lo merecen- y 266 platos, y muchos otros que archivaron por imperfectos. Solo en el 2017, 90 creaciones: entendamos que hay cocineros que se creen tocados por los dioses y que, con una carrera trompetera, jamás alcanzarán ese guarismo. Oriol Castro, Eduard Xatruch y Mateu Casañas lideran un equipo con gente capaz, y joven y comprometida: el jefe de cocina, Nil Dolcet; el jefe de sala, Toni Boada, y el sumiller, Rubén Pol, que abre vinos tan singulares como el chileno Villalobos, procedente de un viñedo silvestre con cepas arborescentes. Estamos en temporada de 'calçots' y la alta cocina se quema poco con este plato identitario de Catalunya,