Es al final de la primera visita con unos pocos invitados a El Bulli 1846, bajo la cúpula rocosa del llamado El Bulli DNA, cuando Ferran Adrià mueve el brazo como si quisiera abarcar los 4.000 metros cuadrados: “Cuando nos preguntan: ‘¿Y qué habéis hecho?’. Todo esto”. Todo esto. Un ‘todo esto’ de largo parto, que comenzó el 30 de julio del 2011, con la última cena, y culmina el 15 de junio del 2023, cuando El Bulli, el legendario restaurante de Cala Montjoi, en Roses, reabra convertido en museo, el primero de su género en el planeta. Cinco veces mejor restaurante del mundo, pionero en tantas cosas, también en cerrar en su apogeo, da una nueva dimensión al término restauración: restaurado y museizado. “Aquí se guarda el legado de El Bulli”, resume el fundador. No, en El Bulli 1846 no se comerá. Adrià lo deja claro: “Solo agua y café. Se come conocimiento”. ¡Ni siquiera una máquina de ‘vending’ con olivas esféricas! (atención: podría ser un negocio). “Si voy a una exposición sobre Norma...