Tele y cocina: entre la sosería y el hachazo

 







                                                                            I



Los programas gastro tienen dos horarios e intenciones: los del mediodía son educativos; los de la noche, corrosivos.

A la hora de comer enseñan el cuchillo y la finura y precisión del corte; a la de cenar, vuelan las hachas y se desmembra con tosquedad y en busca de la hemorragia. En ninguna cadena o afluente existe un verdadero programa gastronómico, complejo y ambicioso, que entienda el género de un modo total, más allá de la acumulación de recetas o de las peleas de gallera.

En La 1, Miguel Ángel Muñoz, actor y ganador de la primera edición de 'MasterChef Celebrity' (volveré después a esa picadora de carne), ha estrenado 'Como sapiens', espacio sosete y nervioso, que liquida temas en un plis plas como si se les enfriará la comida en la mesa.

De nuevo las recetas, aliñadas aquí con la búsqueda del producto, son la columna y el costillar del espacio, que flota sobre la realidad. Sé que no es un programa de denuncia, pero presentar lo que comemos como si se tratara de un folleto publicitario estimula poco.

Con la excepción de David de Jorge y sus vivas a Rusia y campechanía de whisky y habano, los cocineros que ocupan esa franja enseñan sin meterse en líos, aunque el veteranísimo y fundamental Karlos Arguiñano dé el cante alguna vez. Minutos blancos para una audiencia en calma.

El último fichaje de TVE es Mikel López Iturriaga, ser empático, con capacidad para la autoparodia y creador de uno de los formatos periodísticos más originales y mordaces: la web de El Comidista.

En 'Banana Split' (La 2) une presente y pasado laborales, gastronomía y música, y la agilidad y el buen humor de Mikel consiguen un formato que se digiere bien. Aunque tendría que amarrar a los cocineros.

Pidió 'fast food' a David García, del Corral de la Morería, y le cocinó unas ¡'kokotxas' de merluza y tinta de calamar! Es lo que el personal prepara con prisas.

Cuando las luces de la ciudad se apagan, aparecen los monstruos: 'Pesadilla en la cocina' (La Sexta), 'Joc de cartes' (TV3) o 'MasterChef' (TVE), y no me refiero a Alberto Chicote, Marc Ribas o Jordi Cruz, sino a la fauna que los acompaña. ¡Qué buenos malos 'castings'!

Está en emisión la quinta temporada de 'MasterChef Celebrity', con menos crueldad y más humor que cuando concursan personas anónimas. Entre famosos… El estilista Josie es el personaje que concentra la mayor atención: es un buen estratega, aunque sobreactuado. El “aaaag” y “lo máximo Valverde” son más molestos que un raguetón a todo volumen en la playa.

En cuanto a 'Joc de cartes', me sorprende que haya restauradores que se apunten a participar. Si no escribiera sobre gastronomía, y no llevara en esto veinte años, y tuviera que basar mi conocimiento en lo percibido como espectador concluiría que la cocina catalana está entre las más chapuceras del planeta. ¡Y qué obsesión tiene esta gente con el tiramisú!

¿Los 'realities' son programas gastronómicos? No hay nada que aprender de las escabechinas.

Son clases de matanza, despiece y exposición. Y muy entretenidos.




                                                                         II



Ha terminado 'Masterchef Celebrity 5' con una ganadora inesperada: la actriz y empresaria Raquel Meroño, autonombrada Mamá Microondas. Ha sido el triunfo de la discreción en una temporada en la que el plató se ha transformado en pasarela de extravagancias. Venció el microondas y su gran eficacia frente a las aparatosas presencias.

Tenía esperanzas en Josie, el hombre-que-no-paraba-de-hablar y que, de repente, calló, se concentró y enseñó el perfil de diseñador eficaz. Los gritos y las máximas son los adornos con los que se muestra, otra parte del vestuario hiperbólico.

Si Josie fuera un plato sería un faisán a la Santa Alianza, un ave rellena con becada y trufa, combinación que apenas existe, fechada en 1815.

A Raquel Meroño la representa un 'nigiri': cualquiera cree que puede prepararlo, pero solo unas manos firmes y delicadas son capaces de resolver el difícil equilibrio en sabor y liviandad. A Flo lo veo más como filete Wellington.

Josie ha entendido los riesgos de salir en la tele y ha elegido el exceso, como La Terremoto de Alcorcón, que de madrugada exhibió una sobrasada a modo de bolso. Ya tarda Vuitton en diseñar un bolso naranja y con la forma de una sobrasada de dos kilos.

La Terre y Josie han modulado los personajes sin perder el control, a diferencia de Ainhoa Arteta y Celia Villalobos, que no han comprendido que ir a televisión y exponerse durante tanto tiempo aplasta como una laminadora. Flo, a mi entender, también se ha equivocado: el personaje de Flosie era más incómodo y desacertado que un erizo en la cara.

Los astutos entienden este tipo de espacios como un gran anuncio y lo aprovechan para engrasar carreras y negocios. Los inocentes, y con estrategia deficiente, acaban carbonizados como el pan que ha estado demasiado tiempo en la tostadora.

La final de 'Masterchef Celebrity 5' sentó a la mesa al presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, que se refirió con populismo, fantasmería e inexactitud al ratio de estrellas Michelin en su territorio, y a Ana Patricia Botín, que se levantó a mitad de la comida y le dijo a Samantha Vallejo-Nájera que se iba, que tenía prisa.

Como pasa en la vida. Como pasa en la vida cuando no hay cámaras.  






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