Restaurante Caldeni // Barcelona
[Caldeni y Bardeni se han fusionado]
Caldeni
Carrer València, 452. Barcelona
T: 93.232.58.11.
Precio medio (sin vino): 45€.
Menús: 26,40 (mediodía), 55 y 65€.
Corte, filete y
confección
Tres años después de
abrir Caldeni, Dani Lechuga quiso dedicarse a la carne. No lo llevaba en el
apellido, pero sí en el ambiente familiar. Algún miembro del clan sacaba
músculo con la importación de vacuno, de modo que se garantizaba un suministro
excelente de chicha.
En octubre soplarán
una década del bistronómic, que el año pasado sumó la barra de Bardeni. Pared
con pared y cocina compartida.
La economía no da para más: cualquier decisión
tiene que ser estudiada para garantizar la supervivencia.
Entiende el cocinero
que el camino que comenzó es el correcto y que la especialización da
visibilidad. “Nosotros ofrecemos la pieza limpia. Proponemos comerla de otra
manera, sin hueso, sin nervio”.
Si Espai Kru es una marisquería del siglo XXI,
dice Dani, Caldeni podría ser la referencia para la pezuña y el cuerno.
La
primera idea para el local vecino fue montar una carnicería, un espacio de
corte, filete y confección. Sigue pensando en instalar --¿dónde?-- una cámara
de la que colgar los cortes nobles. Los carniceros-cocineros como Renzo
Garibaldi (Osso, Lima) son personajes en los que fijarse porque la nostalgia
paleolítica va a más. Lo paleo es un
hueso duro de roer.
Dani deja para el final de la comida el
solomillo de black angus de Nebraska con salsa café de París: “Es un animal de
24 meses. Y la salsa, un proceso de dos días, tiene 32 ingredientes”. Lo
académico también le tira. Tierno como la mejilla de un gourmet cebado.
Pido
exactitud sobre razas y madurez: “Es que no puedo ser preciso porque cada pieza
es distinta”.
Un mundo sangriento y oscuro: “Hablar de vacuno es complicado".
¿Cuánto tiempo de cámara? Depende. Abusan, venden podrido. Cámara para los
lomos, las chuletas. Con tres semanas están fantásticas”.
Gracias al contacto
con la empresa Sucarn, elige: “De cien me quedo uno. O ninguno”.
El canelón de rabo con
trufa negra es de santiguarse porque es pecado.
Buena sintonía con
lo-que-se-lleva con el carpacho de ternera aliñado como un cebiche.
El fricandó
--¡llata de angus!—con taco mexicano
es una evolución del de Bardeni. Bebo el tinto Riu 2011 del Trío Infernal para
acomodar la carnalidad.
Fallido el pulpo
(demasiado duro) con calçot y yema, como si fuera una tortilla.
Y de aúpa, los
dos interiores, tierra y mar, cocochas de bacalao y mollejas, y unos guisantes
de llorar.
Un postre refrescante, piña-zanahoria-coco, y otro, de pastelería ancien régime aligerado: selva negra, pa de pessic de chocolate hecho en el
microondas con sorbete de cereza y remolacha.
¿Por dónde tiene Dani
que buscar el pasto? Sería interesante acomodar una parrilla: el humo acompaña
bien al muuu.
E investigar, convertirse en una autoridad de lo carnal, lograr
algo único, que lo señale, que lo levante. Que sea requerido por su sabiduría
rumiante. Que al pensar en partes de vaca pensemos en partes de Dani.
Atención: a la carta de vinos y sus precios
sin hachazo.
Recomendable para: los que buscan carnes
honradas.
Que huyan: los hipertensos.
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