BarBas // Barcelona
BarBas
Rambla de Catalunya, 7. Barcelona.
T: 93.342.75.16.
Precio medio (sin vino): 25-30€.
Más que patatas fritas
Las patatas fritas de
BarBas son la mejor de las bienvenidas.
Más adictivas que un bote de
pegamento. Finas, crujientes, bien desengrasadas.
Querido Enrique Valentí: abre
una churrería y triunfa. Atención, cazatendencias: lo que viene, siguiendo las
rodadas del foodtruck, es la
churrería remozada. Carros en los que la fritura será arte.
Regresemos a las chips
valentinianas: “Utilizamos la variedad de patata agria. Cambiamos el agua dos o
tres veces para que suelte fécula. Después las freímos en aceite limpio. Y ya
está”.
Para la visita corta, en la barra, es imprescindible tomar el vermut de
Dos Déus, un platito de esas patatas que drogan y una de las latas que acogen
los moluscos frescos de la casa. Los mejillones en escabeche son
impresionantes. Y los berberechos, XXL.
Como soy de tiro
largo, preferí sentarme e ir a por todas. BarBas es uno de esos espacios de
decorador que parece que existan desde hace 30 años y solo hace diez minutos.
A
Enrique le encargaron que llenase un espacio vacío y se le ocurrió esto:
“Resumiendo: hicimos un typical spanish
pero bien”.
Disiento: eso será en la superficie.
En lo profundo, los guisos:
esa es el alma de la casa.
“Es verdad. Ahí está la ambición”. Enrique es
cocinero, aunque es célebre en la ciudad como director de restaurantes.
Aquellas
chaquetas eléctricas en Casa Paloma y Chez Cocó.
Quiere seguir desarrollando
ideas con la empresa Algo se Está Cociendo y está a punto de… “No puedo parar”.
Es una gozada verlo de nuevo con chaquetilla y de regreso a los pucheros. Sin
corbata, está desnudo. “Señor, este es un bar sencillo”. Con Enrique, nos
tratamos de usted.
Tras una caña de Damm
sin pasteurizar –bien tirada, Madrid
style–, el tapeo: la croqueta de jamón (cremosa), el matrimonio (boquerón
y anchoa, subida de sal), las gambas sobre hielo y las canaíllas con vinagreta
de pimienta negra. Bien-bien.
Vamos a más. Descorche de una botella de Hombre
Bala 2012, garnacha a cañonazos. Nos ponemos estupendos: el revuelto de trufa
con chicharrones de Cádiz, los guisantes con cebolla y mantequilla con jamón de
Joselito (olé los cerdos ibéricos), las albóndigas con sepia (y ese raro toque
de azafrán) y la costilla de cerdo con mongetes.
Detengámonos ahí: la costilla ha sido marinada 24 horas en un adobo canario.
Olé Canarias también.
Como postre, un hojaldre con crema pastelera, que es lo
que toca en este rincón de la cocina de anticuario.
El chef sabe que
habita una zona con “poca credibilidad gastronómica”. Queda mucho por hacer,
dice. Es verdad. El mejor alimento cerca de la plaza de Catalunya era el que
daban a las palomas.
Creo en las patatas de
BarBas. Estuve tentado de pedirle una bolsa –o cuatro– para llevar. Él
entiende que es la presentación de la casa. Aunque es en el fondo, en las cazuelas,
donde está la verdad.
Atención: a la
vajilla, con dibujos vermuteros.
Recomendable para: los náufragos en
Territorio Guiri.
Que huyan: los de las bolsas de patatas de
súper.
com alternativa tindràs patatas Bonilla i poc més...els berberetxos no tenen qui si els acosti...Brutal...!!!
ResponderEliminarM'agradaria tenir aquestes patates a prop de casa.
ResponderEliminarquines les Barbas o las Bonilla ?
ResponderEliminarBonilla son bones, sí.
ResponderEliminarPel meu criteri, les millors!!!
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