Michelin o la Liga del Champiñón *** ** *


Un cocinero con la cabeza a punto de explotar
después de conocer los resultados de Michelin.
O aquejado de 'cocinocefalia'.


***   **  *
Escribir sobre Michelin es hacerles publicidad, aunque las palabras estén cargadas con perdigones.
No escribir sobre ellos es ignorar la realidad, la actitud del niño que cierra los ojos y se cubre con la sábana, esperando que el monstruo se vaya. Aunque al despertar, el monstruo siga ahí, sentado junto al cabezal de la cama, sonriente.



Purgatorio. La mejor edición desde que inventaron la rueda, sobre todo en la parte alta de la lista, la aristochef: por primera vez, ¡dos *** de golpe! No es necesario el bicarbonato para digerir porque es insuficiente. Alemania, en la nadería gastronómica, ostenta diez ***. España, siete. No estamos en la Champions, sino en la Liga de los Champiñones. A Merkel se le aflojará el traje chaqueta de la risa.

(Alemania consigue un nuevo ***. España, dos ***).

Deuda. Saldada. Quique Dacosta –con cuatro restaurantes, el último, El Poblet, en Valencia, donde reverdece viejos platos– es uno de los grandes, tecnoemocional puro. Colocarle en el ojal la tercera estrella por la casa de Dènia es de justicia. El reconocimiento, esperado, deseado, vital, llega con retraso. Michelin es más tren de mercancías que AVG, Alta Velocidad Gastronómica.

Sostenible. Eneko Atxa , un tipo maravilloso, ha trasladado Azurmendi a lo alto de una colina. Edificio sostenible, y sostén de una cocina comprometida. Sorprende Michelin, pues le concedieron la segunda en el 2011, así que han acelerado. Técnica Michelin: desconcertar. La regla es que no hay reglas: cambian los neumáticos a mitad de la carrera. Azurmendi es un *** jovial, representante de la nueva generación, incardinado en lo verde.

Divorcio. Los caminos de Michelin y la revista Restaurant se alejan. Para los primeros, Mugaritz es solo un biestrellado; para los segundos, el tercer mejor restaurante del planeta. Puede que los inspectores no hayan encontrado el camino del caserío: muchos se pierden. Cuidado con los lobos.

Paco y Raül. Qué bien. Qué buenas casas. Aunque el Papa haya desmontado el belén, Paco Pérez guarda en el zurrón otra estrella, la  ** de la Enoteca. Abrillanta cuatro: merece ser rey y que la casa madre, Miramar, esté en el triestrellato. En el Moments, Raül Balam sigue la tradición familiar, ir ganando medallas. **. La familia Ruscalleda Balam maneja seis. ¡Carme, que el hijo te adelanta!

(Alemania consigue siete **. España, dos **).

Asiáticos. Por fin. ¿Cómo podía ser que los asiáticos de Madrid tuvieran recompensa y los de Barcelona, una toallita usada? Podemos tachar al Dos Palillos y al Koy Shunka de la lista de agravios. Albert, Tamae, Hideki, Sam: el wasabi es dulce

Intrépidos. Bien por los pequeños restaurantes de alta cocina tranquila, resistentes y creyentes, pegados al barrio. Bien por Jordi y Conxita de Néctari. Bien por Víctor y Mar de Lluerna. Y bien por los que encienden la luz en el interior –Les Magnòlies– y frente al mar –Els Brancs– para atraer y orientar a los gurmets.

Francotiradores. Ricard Camarena en Valencia: * de ida y vuelta. En torno a él, brillos que se extinguen y encienden. Es curioso. Arrop, donde estuvo, pierde la suya. Torrijos, el local al que se ha trasladado, también. Camina sobre brasas, sin miedo. En Bilbao, Álvaro Garrido, de Mina. Su cocina no es de subsuelo, sino de luz.

(También con una * : Ars Natura, Alejandro G. Urrutia, El Puerto, Culler de Pau, Kabuki-Guía de Isora, José Carlos García, Chirón y La Prensa. En total, 16. Alemania suma ¡¡29!! fresquitas. La diferencia se llama prima de riesgo).

Crueldad. Lo fue invitar a la fiesta a los chefs de Dos Cielos y Caelis. Se ilusionaron, creyeron que era una pista –solo van a la farra los** y los *** – y fue un chasco. ¿Por qué les dieron la cartulina roja? Porque el año pasado cocinaron gratis para el micherinazgo .

Madrid. Tanto los apostadores serios como los tahúres daban por firme la triestrella de Santceloni. Fue una mancha de aceite en el asfalto. Periodistas estrellados en masa.




Comentarios

  1. Màrius Jordà i Giró (Empòrium)23 de noviembre de 2012, 13:47

    Molt bones les reflexions! Sempre és un tema interessant i delicat del qual parlar! :) una abraçada de part de tota la família!

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  2. No se Pau pero me da que esto es otro "Festival de eurovisión".

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  3. Me parece que un proyecto de comentario se me quedó en el limbo ciberespacial: ¿nadería alemana? Creo que no. Otra cosa es que hagan cocina francesa, con precisión germánica, mejor que nuestros vecinos.

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  4. Lo acepto, si bien tengo en la cabeza un flas berlinés no demasiado lejano: la nadería de Monsieur Vuong, vietnamita de moda, y barato, y la nadería con una estrella de Vau. Lugares encumbrados sin mucho merecimiento. Nadería suena fuerte, pero es sintético. Y lo sintético, normalmente injusto. Tu última frase es muy cierta.

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  5. ¿y que me cuentas de Andoni Luis Aduritz?, ¿crees que no pensaba en su 3ª ***?

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  6. Txetxu: Andoni me dijo en octubre que cada vez le hacía menos ilusión. Creo que cuando se lo den será unos de esos reconocimientos tardíos, como cumpliendo un trámite. Mugaritz está en la Liga Mundial y Michelin no se da cuenta.

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