El restaurante de la semana: Yourg Burg!












Hamburguelona


Juanjo Mestre es más nervioso que una cama elástica: querrías cogerlo por los omoplatos y decirle: “¡Estate quieto!”. Nuestra relación comenzó con un malentendido belicoso y acabó ante un café pacificado. 

Juanjo es un chef con personalidad que redondeó hace un año Your Burg! con la intención de acometer otro restaurante más complejo cuando dispusiera de la financiación.
Le satisfaría abrir sucursales hamburgueseras, lo que aún no ha llegado aunque se respira ese aire transportable. “Tengo un restaurante cuyo plato de resistencia es una hamburguesa”. Quiere con la declaración enseñar músculo, falda y entraña: su casa es un “algo más”.

Minucioso, diseñó la cocina abierta a su medida –es un tío alto– y pensó hasta en el número de sillas en el lavabo femenino, que son dos porque muchas mujeres “van juntas”. “Los detalles son importantes”. Los pormenores lo son todo. Pero primero hay que solucionar lo global. Lo gordo está bien, algún ajuste en lo delgado.

El chef rubio estudió en Francia e hizo la mili gastro con generalísimos como Ducasse, Robuchon o Blanc y se adorna con expresiones en francés para demostrar esa nostalgia pero también para marcar territorio.

Asociado con su compañero de piso, Marc Malagarriga, y con sus tíos, los Boncompte, y tras un cásting de proveedores, se decidió por los vinos de Vila Viniteca, los panes de Turris, las carnes de Torras Junoy, David y Casademunt.

Pregunto por el origen del buey y cabecea: “Me da igual de dónde venga. Lo importante es que el animal se mueva”. Solo faltaría que fuese cojo.

La insignia de Your Burg! es un papelito blanco con una frase: “Inventa tu hamburguesas”. Paciencia porque hay combinaciones.
Con casillitas, es como la declaración de Hacienda pero con final feliz. O no si yerras con el pupurri. Al ver la hoja, nombro a Spoon, aquel negocio de Ducasse basado en el pito-pito y Juanjo sonríe.

Como él ha elegido por mí los entrantes, soy prudente y pido para acabar una burger infantil de buey de 85 gramos con mini panecillo con brie, cebolla, chili con mayonesa (piiiica) y kétchup casero (por separado, en botecitos) y unas majas-majas patatas fritas con piel que corta con una máquina el filipino Vincent Torida. Albert Estadella completa el ardiente equipo. La brasa es de piedra volcánica y el sabor de hamburguesa, de primera.

Bebo un par de copas de rosado (sumoll) de bodegas Pardas, “son familia política, es que es un restaurante familiar” y disfruto con el timbal mallorquín con hojaldre, sobrasada y queso.
Evoco a Arola con los cilindros de patatas bravas (“me lo han dicho, ¡pero pensaba que las había inventado yo”), me decepcionan los nuggets de pollo por secos y aprecio la finura del platillo del día, la pasta con albahaca, gambitas y mejillones.
El postre es una versión en copa del Drácula, de la pastelera Gisela Rovira, aunque Paco Guzmán se anticipó en 15 años.

Barcelona es Croquelona o Hamburgelona y la clase social que consume los picadillos, la hamburguesía. La ciudad picotea la burger gurmet porque pasó el tiempo del entrecot. Juanjo ha comenzado la carrera sobre esa rueda. Su formación da para más. Your Burg! debería ser un lugar de paso donde entrenarse para misiones de altura.
  

Your Burg!
Londres, 65. Barcelona
T: 93.676.13.40
Precio (aprox): 15-17 € (sin vino).
Menús: 5, 18 y 15 €.


PICA-PICA
Atención a: la colorista decoración y a los vinos a la vista.
Recomendable para: los celiacos y los vegetarianos.
Que huyan: los que ven incompatibles las palabras burger y gourmet.



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