Una obra de arte: ¿Chillida o cerdo?








La vitrina es tan maravillosa como enigmática.

¿Comestible o no comestible?

Una corteza de cerdo expuesta sobre un zócalo de madera como si fuera una escultura de Chillida.

Está –estuvo– en el mercado de Medellín, en México DF.

El vendedor, el marchante, ha construido la instalación sin intuir la belleza. Su intención es más comercial que estética.

Los focos mantienen atemperada la piel, a la que el aceite ha dado nueva forma.

Al morder la pieza, el crunch astilla el cerebro.


PD: un taco de carnitas con trocitos de corteza como aditamento –al otro lado de la calle, en las Karnitas de Medellín– cura a los pedantes de sus vicios.




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