Hermanas en fetidez










La contención es una virtud. Escribir que Galveston es una “obra maestra” –con esa ligereza tan pesada de algunos– es perjudicar una muy buena novela.

Si alguien se adentra en ese pantano con exceso de confianza podría ser devorado por los cocodrilos.

Las credenciales de Nic Pizzolatto son respetables. Guionista de True detective, conserva en su primera novela la atmósfera de la serie, sin que entre una y otra ficción haya coincidencias narrativas.

Hermanas en fetidez, Galveston explica la historia de un matón, Roy Cady, que pierde la confianza de su jefe y gana un cáncer de pulmón.

Contar más es desvelar partes esenciales de la historia. Pizzolatto trabaja tanto el paisaje interior como el exterior, los pulmones de Cady y la humedad de Luisiana.

Resonancias de novela negra clásica, está más cerca de Jim Thompson que de Hammett o Chandler, aunque todos podrían sentarse en la misma mesa para compartir una botella de whisky. Un libro solo para duros.




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