5 restaurantes de Lisboa // Agosto del 2023
Belcanto, el restaurante de José Avillez en Lisboa.
El 'top' del viaje.
Extraordinario por comida, espacio, servicio (con Nadia Desiderio al frente) y vinos.
La zanahoria, la remolacha, el huevo, la merluza, el carabinero, el cerdo... Producto, sí, e imaginación eficaz y sensata.
Y una plácida digestión, sin que el estómago, como pasa tantas veces, implosionara.
Sorpresa con los postres y una manga de camisa...
El 'top' del viaje.
Extraordinario por comida, espacio, servicio (con Nadia Desiderio al frente) y vinos.
La zanahoria, la remolacha, el huevo, la merluza, el carabinero, el cerdo... Producto, sí, e imaginación eficaz y sensata.
Y una plácida digestión, sin que el estómago, como pasa tantas veces, implosionara.
Sorpresa con los postres y una manga de camisa...
O Frade, la sucursal en el Time Out Market, en Lisboa, de los primos Carlos Afonso y Sérgio Frade
Taburete e incomodidad.
Lo mejor: el arroz de pato, con ralladura de limón.
Lo peor: el punto del bacalao.
Vinos propios.
Cervejaria Trindade, ahora con la cocina de Alexandre Silva.
Rehabilitación absoluta e impactante. Nada que ver con 30 años atrás.
Bacalao 'à Brás' de campeonato: aéreo, lejos de la plasta.
Buenas carrilleras, aunque la salsa, poco ligada.
Berberechos 'bulhão pato'.
Cervezas propias.
Prado, restaurante de António Galapito en Lisboa.
Local luminoso y bodega estupenda: Saroto 2021.
Ingredientes portugueses e ideas lejanas.
Recuerdos perdurables: la oveja con berenjena y salsa XO, la ventresca de atún con hinojo y el helado de setas, caramelo y cebada crujiente.
Local luminoso y bodega estupenda: Saroto 2021.
Ingredientes portugueses e ideas lejanas.
Recuerdos perdurables: la oveja con berenjena y salsa XO, la ventresca de atún con hinojo y el helado de setas, caramelo y cebada crujiente.
Churrasquería Santo António.
Comida de emergencia recién llegados a Lisboa.
¿Comimos mal? No, pero sí con desconfianza.
Las copas con la base rota, la dejadez general y la vitrina de los pescados con agüílla y 35 grados eran una invitación a la huida.
Buenas sardinas a la parrilla.
Comida de emergencia recién llegados a Lisboa.
¿Comimos mal? No, pero sí con desconfianza.
Las copas con la base rota, la dejadez general y la vitrina de los pescados con agüílla y 35 grados eran una invitación a la huida.
Buenas sardinas a la parrilla.
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