Cinco cosas que no hay que hacer en un japonés



1. Indignarte si es el precio es un saldo, hay rollitos de primavera, la cerveza es Tsingtao  y el atún de los sashimi lo sirven a medio descongelar. Es muy probable que se trate de un chino en reconversión, pero eso ya lo sabías porque, ¿conoces algún japonés muy barato?

2. Intentar mantener una conversación satisfactoria y fluida con el camarero o la camarera. Con excepciones, puede que lleve 20 años en el país y sonría con devoción, si bien el conocimiento de lo local es escaso. Gesticula y cabecea con vehemencia, aunque no des por seguro que te haya comprendido.

3. Si crees que puedes sacarle un ojo al comensal de tu derecha o autoherirte con los palillos es recomendable pedir cubiertos. Aunque a tu edad, héroe del bricolaje, sería hora de que supieses manejar esas extensiones. Los palillos con gomitas en la parte superior solo son aceptables para los menores de diez años. No intentes hurgarte los dientes con el instrumento de madera. Tampoco deberías hacerlo con el otro palillo, el de las aceitunas.

4. La toallita encogida que depositan ante ti no se come. No es una golosina. No es una nube. Espera a que la mojen con agua caliente y verás cómo se multiplica. Oh, sorpresa. Siempre hay alguien que ha estado en una cueva los últimos años y se sorprende con el engorde.

5. Si te esfuerzas en ilustrar a la mesa con tu conocimiento de la comida japonesa es posible que metas la pata y confundas los sashimis con los nigiris. El tataki tiene poco que ver con el tatami. Y olvídate de disertar sobre el sake. No encontrarás en al mesa a ningún devoto de la bebida de arroz. 






      

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