Hombre solos




Huyamos.




ESTÚPIDO. El próximo que escriba frases chamuscadas por el uso como “es la economía, estúpido” (y sus variaciones) o “hemos vivido por encima de nuestras posibilidades” (y sus variaciones: “Hemos vivido por encima de nuestras deudas”) merece ser sometido a la más cruenta de las torturas: compartir durante seis horas un ascensor averiado en compañía de Montoro, Wert y De Guindos. Y que ellos respiren más deprisa para acaparar el aire.



SOLO. El comedor de una cadena de fast food digno (si es posible que eso exista). El hombre está solo ante un café con leche, la espuma seca, nieve sucia en el borde de la taza. Está rodeado de familias con hambre de plaga, de niños que alborotan. La mayonesa engorda las patatas fritas, los bocadillos son contenedores en miniatura, las burbujas de refrescos explotan en una fiesta discreta. El hombre me mirahay dureza en los ojos, aparto la vista. Otras veces he observado a ancianos que secan las horas, que eternizan los cortados, que permanecen inmóviles, la sangre fría, el pulso lento, la efigie del lagarto o la tortuga. Este es un lugar cálido, ruidoso, las familias acompañan. El hombre me mira con odio. O eso creo yo. No sé qué quiere.


QUESO. Perdonadme, soy del tiempo en el que solo había dos quesos: el manchego y el de Andorra. Ir a Andorra era entrar en la cueva de Alí Babá con un carrito. Los quesos eran de bola, tocados con sombrero de copa y cubiertos con una plastilina roja. Nos derretíamos ante los brie, de cremoso corazón, acostumbrados a interiores correosos. Semanas después, devorada la despensa, retornábamos a la vitrina despojada de la carnicería, a los manchegos mal viajados y al tronchón, pasta blanca y ácida, austeridad de las montañas de Castelló.


CAJERO. Cajero automático. Cajero acrobático. Los ciudadanos hacen piruetas para llegar a fin de mes.



FICHAJE. ¿Por qué una compañía de teléfonos ficha a un ex banquero en la ruina política? No será por la agenda: ellos tienen teléfonos de sobra. Tampoco por la calidad o habilidad profesional del ejecutivo: aparece en la lista de la publicación Bloomberg Business Week como el quinto peor del planeta. Ese despropósito cabrea a los clientes, que ven cómo se cobija a los refugiados económicos mientras el ADSL se paga a precio de barra de uranio. Entonces, ¿por qué? Favores, silencios, intercambios, aceite para los resortes ocultos que mueven el mundo, que mueven ese mundo.



FICHAJE (Y 2). Sí, lo mismo sirve para aquel jugador de balonmano. Otro hombre solo.



LIBRO. La librería barcelonesa Catalònia, casi centenaria, será una hamburguesería. El día que una hamburguesería mude en librería, el mundo será un lugar menos trinchado.



‘FAST FOOD’. Acostumbramos a sacralizar el libro, aunque en las librerías abunda, a toneladas, el fast food. Paulo Coelho sería un Big Mac: es barato, sacia pero tu médico no te lo recomendaría.



Comentarios

  1. Lo de "timostar" no tiene nombre. Y ellos no conocen ni conocerán nunca lo que significa tener verguenza. Salud, amigo!

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