Tomates al vuelo







Alertado por un tuit de El Comidista, entré en una web científica para saber por qué en los aviones se bebe zumo de tomate.

Mi huroneo tenía motivo: cuando vuelo pido esa bebida roja, y solo en ese ámbito turbulento.

El estudio –firmado por el profesor Charles Spence, que fue o es colaborador de Heston Blumenthal– forma parte de las boberías entretenidas que publican a veces las universidades, aunque de ser cierto mejoraría las comidas enyesadas que disparan en las alturas.

La razón es que el ruido fuerte neutraliza los cuatro sabores básicos y que solo el umami (ese quinto que desconcierta a los sabios) sobrevive a la escandalera de las turbinas y las millones de piezas en movimiento.

El zumo de tomate rebosa umami, así como el parmesano y los champiñones. Si los cátering que ponen a volar las bandejas las cargaran con productos umamizados, los pasajeros notarían algo de vida palatal en el tedio transocéanico.

Amigo Spence, el motivo por el que me refugio en el tomate es que la naranja de tetrabrick deja un rastro amargo y verdoso en la boca.
Sé ahora la coartada científica del umami y con placer la mezclaré con pimienta y sal.






Comentarios

  1. Me ha hecho mucha gracia tu post, Pau!!

    Casualmente, yo también soy de tomar "zumo de tomate al vuelo", pero más que nada, porque mi sistema operativo, lejos de los IOS o Androids, es más el sistema operativo básico y de toda la vida, vamos, el de eliminación....Y lo menos malo en las alturas, suele ser precisamente ese zumo de tomate, que bien aliñado y con un toque de su vodka correspondiente, también me encanta.

    Lástima que no te hubieran encargado el estudio a ti!!

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  2. yo tmb lo tomo, pero es que me evita el mareo,. Si,me mareo en el avión!

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  3. Elena, entonces, ¡no le des el toquecito de vodka de Carmen! ¡El secreto está en el vodka!

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