La última cena







Pasadas las 11.30 del 30 de julio, Ferran Adrià, Juli Soler y el mejor equipo de cocineros de la historia irrumpieron en el primer comedor de El Bulli.

Ferran, el pelo y las manos ensortijadas, levantando los dedos a lo Messi, como es costumbre en él, anunció el comienzo de la fiesta.

Los invitados del segundo comedor aún atacaban la versión tuneada de los melocotones Melba tras 50 servicios que habían repasado la historia del restaurante y dejado ahítos cuerpos y memoria.

De forma espontánea, una de las convidadas comenzó a cantar "ese bulli, ese bulli, ese bulli, es, es" y cocineros y comensales fueron repitiendo la tonada con el alborozo de las últimas veces.

Ese bulli, ese bulli, ese bulli, es, es. Ese bulli, ese bulli, ese bulli, es, es.




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