Eres más antiguo que un crónut






PUNTUAL. El que llega pronto es que no sabe llegar a la hora. Es tan impuntual el que atrasa como el que adelanta.


DEPREDADOR. Me encuentro con un físico y con un enigmista. Uno sabe de la realidad y el otro, de su aproximación. El enigmista lleva una camisa con símbolos rongo rongo, comprada en la Isla de Pascua. El físico pone a esa sociedad como ejemplo de depredación: arrasaron los recursos naturales para alzar los moáis. Consumieron la naturaleza para competir en efigies. Más altas, más grandes. Paradójicamente, la idolatría que los llevó a la extinción se ha convertido en la única forma de vida. Aquello que fue la ruina es hoy la riqueza. La isla como cementerio, camposanto del exceso.


SAQUEAR. Extrapolando la experiencia pascuense, es como si ensayáramos nuestra extinción saqueando el planeta para levantar los tótems de la sociedad del hiperconsumo.


GOMINA. En la serie de Telecinco sobre Mario Conde se salieron de presupuesto por culpa de la gomina. En esa ficción, en la que escamotearon algunos hechos esenciales de aquellos-días-no-tan-gloriosos, el ex banquero suda o exuda toneladas de pringue. Se le mueven tantos pelos como sentimientos: ninguno. Incluso en una imagen íntima y marital en calzoncillos, el cabello es un casco negro y brillante, con menos meneo que Rajoy en un baile. 


RENTA. Intentamos leer en la camisa del enigmista el mensaje en rongo rongo: es como descrifar la declaración de la renta de Luis Bárcenas.


CIGARRILLO. Las tiendas de cigarrillos electrónicos se multiplican, ocupando los probables espacios que dejaron otros comercios oportunistas. Desaparecidos los videoclubs y las agencias inmobiliarias, esos cigarritos con batería son otro negocio de humo.


CRÓNUT. Solo puede comprenderse el éxito del crónut, mitad donut, mitad cruasán, con el ansia de esta sociedad por suicidarse. Es la suma de dos excesos, un híbrido tan poco recomendable como la inexistente pizzahamburguesa, un montón de carne picada entre dos margaritas. He comido el crónut y es como un churro que hubiera hecho pesas.


CARAMELO. Será difícil la convivencia entre el crónut y el cupcake, y auguro una guerra civil fratricida entre hermanos de azúcar. No hay mercado para tanto desparrame de glucosa. Cronutistas y cupcaquistas se enfrentarán en las calles a golpes de Chupa-chup y bastones de caramelos. A resguardo, la sacarina esperará la sangría de azucarillos para vengarse por haber sido menospreciada.

HOMICIDA. Como otras tendencias homicidas, el crónut nació en Nueva York, donde es legal la posesión de armas. En Barcelona, algunas pastelerías se han apuntado a la moda, que –hola, Nostradamus– durará poco. Dentro de nada, los modernos soltarán: “Eres más antiguo que un crónut”.



Comentarios

  1. Un post delicioso, como tu blog, me quedo de seguidora disfrutando de estos bacados, bueno, ahora voy a perderme un rato por aquí.

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  2. Muchísimas gracias. Espero que hayas encontrado por aquí entretenimiento y algo más.

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