El restaurante de la semana: Thai Thai
Thai Thai
Dirección: Villarroel, 68. Barcelona.
Teléfono: 93.187.24.42
Menú de mediodía: 10 euros
Precio medio (sin vino): 20 euros
Dirección: Villarroel, 68. Barcelona.
Teléfono: 93.187.24.42
Menú de mediodía: 10 euros
Precio medio (sin vino): 20 euros
Thai de verdad-verdad
Como los tigres, los restaurantes tailandeses son una rareza en la jungla de Barcelona. En mis cuentas mentales aparecen menos de 10.
Encabezo la lista con Indochine y la sabiduría ácida de Ly Leap. Estuve algunas veces en Thai Gardens, Sabai Sabai (ya cerrado) y Murmuri. Refiero esta minibiografía del curry para explicar que me gustó Thai Thai, sin tener el suficiente conocimiento para comprender las sutilezas que lo situaría en el apartado de súper tailandés genuino o de sencillo tailandés urbano.
Dos catalanes casados con tailandesas citaban Thai Thai como el preferido por sus esposas, más una noticia aparecida en el diario, promovieron el interés por el comedor en penumbra de la calle de Diputació.
En la misma acera abren una tienda, Thai Market,donde los fans se abastecerán de las verduras, que llegan de origen por la circunvalación de Holanda.
Un poco más de iluminación alegraría las comidas de este enero apagado. Los alimentos del sudeste asiático son llameantes,aunque de ninguna manera suplen a las bombillas.
Con un menú de mediodía a 10 euros, la casa estaba llena, con clientes que parecían asiduos y varias lenguas extranjeras enredadas en el ambiente.
Hace 15 años, Sakda Suranqrot y Supakan Tangsuwan, él de una población al lado del Bangkok, ella, del sur, fueron fichados para trabajar en el Thai Gardens, ocupando las posiciones de sala y cocina que siguen manteniendo.
La ruta de la albahaca hizo que Sakda se especiara también en Thai Lounge y el cerrado Sabai Sabai.
«Siempre quise tener negocio propio», expresó Sakda, hombre atareado pues, al menos aquel día, servía sin ayuda cada una de las mesas. ¿Copas y vasos Riedel? «No sé mucho de vinos, pero aprendo».
Propuso el menú degustación (23 euros) y, sin ideas preconcebidas, me apunté a la visita guiada. El tinto fue una botella mini de Solar de Samaniego.
El itinerario comenzó con un rollito de verduras, langostino envuelto en pasta de arroz, triángulo de pollo, empanadilla de cerdo (muy buena) y la brocheta de pollo (algo duro) con salsa de cacahuete. Frituras limpias y convincentes.
Apareció una bandeja con cuatro platos: el arroz blanco, el cerdo con salsa de coco (y curry rojo, excelente, Sakda aseguró que era su preferido), las colas de langostinos con verduras y el pollo con anacardos. Como el lector observará fui paseando todo el tiempo los mismos animalitos.
El postre, helado de vainilla y banana rebozada.
«Real thai cuisine», afirman en la carta. Intenté comprender a qué se referían, si a lo auténtico o a lo royal.
«Es la original. Nuestra leche de coco no es agua mezclada con harina. Nos preocupamos por las verduras. La albahaca, por ejemplo. La de aquí es más grande, la nuestra, pequeña y aromática».
Thai Thai: repiten la procedencia,tal vez para señalar que es de verdad verdad.
Encabezo la lista con Indochine y la sabiduría ácida de Ly Leap. Estuve algunas veces en Thai Gardens, Sabai Sabai (ya cerrado) y Murmuri. Refiero esta minibiografía del curry para explicar que me gustó Thai Thai, sin tener el suficiente conocimiento para comprender las sutilezas que lo situaría en el apartado de súper tailandés genuino o de sencillo tailandés urbano.
Dos catalanes casados con tailandesas citaban Thai Thai como el preferido por sus esposas, más una noticia aparecida en el diario, promovieron el interés por el comedor en penumbra de la calle de Diputació.
En la misma acera abren una tienda, Thai Market,donde los fans se abastecerán de las verduras, que llegan de origen por la circunvalación de Holanda.
Un poco más de iluminación alegraría las comidas de este enero apagado. Los alimentos del sudeste asiático son llameantes,aunque de ninguna manera suplen a las bombillas.
Con un menú de mediodía a 10 euros, la casa estaba llena, con clientes que parecían asiduos y varias lenguas extranjeras enredadas en el ambiente.
Hace 15 años, Sakda Suranqrot y Supakan Tangsuwan, él de una población al lado del Bangkok, ella, del sur, fueron fichados para trabajar en el Thai Gardens, ocupando las posiciones de sala y cocina que siguen manteniendo.
La ruta de la albahaca hizo que Sakda se especiara también en Thai Lounge y el cerrado Sabai Sabai.
«Siempre quise tener negocio propio», expresó Sakda, hombre atareado pues, al menos aquel día, servía sin ayuda cada una de las mesas. ¿Copas y vasos Riedel? «No sé mucho de vinos, pero aprendo».
Propuso el menú degustación (23 euros) y, sin ideas preconcebidas, me apunté a la visita guiada. El tinto fue una botella mini de Solar de Samaniego.
El itinerario comenzó con un rollito de verduras, langostino envuelto en pasta de arroz, triángulo de pollo, empanadilla de cerdo (muy buena) y la brocheta de pollo (algo duro) con salsa de cacahuete. Frituras limpias y convincentes.
Apareció una bandeja con cuatro platos: el arroz blanco, el cerdo con salsa de coco (y curry rojo, excelente, Sakda aseguró que era su preferido), las colas de langostinos con verduras y el pollo con anacardos. Como el lector observará fui paseando todo el tiempo los mismos animalitos.
El postre, helado de vainilla y banana rebozada.
«Real thai cuisine», afirman en la carta. Intenté comprender a qué se referían, si a lo auténtico o a lo royal.
«Es la original. Nuestra leche de coco no es agua mezclada con harina. Nos preocupamos por las verduras. La albahaca, por ejemplo. La de aquí es más grande, la nuestra, pequeña y aromática».
Thai Thai: repiten la procedencia,tal vez para señalar que es de verdad verdad.
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