Un aceite de lujo para la puerta del garaje
Un título enigmático.
La puerta del garaje chirriaba como la conciencia de un crítico gastronómico. Había intentado suavizar el quejido mecánico con ese producto graso llamado 3 en 1, que es imposible utilizar sin que el olor a laca te persiga con saña.
Harto del fracaso sintético probé con uno de mis aceites preferidos, el Dauro.
Si es idóneo para el colesterol y para desatascar las arterias, ¿por qué no iba a sanar las bisagras?
Increíble. Adios, 3 en 1. Hola, 2 en 1.
Desde entonces, la puerta es silenciosa. Aunque el golpe final de cierre es seco y desagradable. Probaré amortiguarlo con allioli.
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