El restaurante de la semana: L'Eggs
[Este restaurante ha cerrado]
L’Eggs
Passeig de Gràcia, 116.
T: 93.238.48.46.
Precio medio: 22-25 (sin vino).
La era del huevo
La era del huevo ha llegado para
quedarse, en paralelo a la del hot dog,
aunque el perrillo aún no ha mostrado lo suyo con plenitud.
El modelo lo ha
iniciado Paco Pérez, con los dueños de la hamburguesería La Royale/Black y un
local con el nombre empollado en inglés: L’Eggs, que podría parecer una
expresión del asco pero exalta la albúmina.
Hace cuatro años, al escribir sobre el Vivanda de Jordi Vilà, reclamaba una revolución que rescatara a la tortilla
de la ignominia y desde entonces he tenido la seguridad de que, un día, las
cáscaras conquistarían la tierra. En solitario durante años, pionero y modesto,
Joan Antoni Miró y su bar, Les Truites.
L’Eggs está en el rovell de l’ou, el paseo de Gràcia, y es
otro quítate-tú-pa-ponerme-yo: antes
estuvo el Fernández y Els Jardinets de Gràcia, con Isma Prados como efímero
inquilino.
Paco y los tres socios se enfrentan a un local grande y complicado –aún
no saben qué harán con la enorme plata baja, ¿un club?— si bien tienen a favor la
privilegiada ubicación.
Con inteligencia, han instalado una barra de cócteles en
la entrada, lo que recoge la sala, dirigida por Carlos Melián.
En pocos años,
al cocinero de la tramontana se le ha complicado la vida, la agenda y las
revisiones del coche: Miramar en Llançà, 5 Culinary Art en Berlín, Enoteca, The
Mirror, La Royale/Black y ahora L’Eggs en Barcelona. Si fuera gallina sería una
gran ponedora.
Para ordenar el corral, Paco ha
contado con la colaboración de Ismael Alonso, experto en aperturas y riojano
abarcelonado como el responsable de la cocina, Ángel González.
La decoración,
de Azul-Tierra, es atrevida, una mezcla de club inglés y de granja, paja y
madera. Pan de Triticum y agua filtrada y embotellada en el establecimiento, solución
ecológica que cada día contará con más seguidores en la hostelería.
Paco saca la sartén: “Me encanta el
huevo frito, es mi desayuno preferido. Un producto muy nuestro, versátil, con
buen cuerpo”. Permite más combinaciones que una chaqueta reversible. ¿De cuántas
formas se puede preparar? ¿Visible o invisible, protagonista o secundario?
Dejé a un lado el 30% deshuevizado de la carta y cacareé de placer
con las croquetas de yema (¡diana, hallazgo!); con las alitas de pollo con
salsa teriyaki y mojo picón (no necesita el mejunje japo); con el revuelto de
ibéricos (bien hecho, como este, es genial; de forma chapucera, una plasta);
con la escudella (sí, hace calor, ¿y
qué?); con la torti-pizza, una coincidencia, también de nombre, con la que prepara en su casa algún experto en gastronomía (tomate, mozzarella, cansalada
y albahaca); con la tortilla de queso comté (corta de queso) y con el huevo a
baja temperatura con salchichas y espardenyes.
Carta de vinos demasiado breve,
compensada con el buen uso de los mágnums, que sirven en jarritas. Despegué con
El Hombre Bala. No encontré el tinto Gallinas & Focas ni el blanco Qué
Bonito Cacareaba. Son aves para esta gallera.
Para destacar, para llamar la atención, para
ser singular hay que especializarse. El huevo es un mundo; media docena, una
galaxia. Estrellarse con este formato sería de torpes.
PICA-PICA
Atención a: los huevos de pata, gallina y codorniz de Ous de Calaf y Genuinus.
Atención a: los huevos de pata, gallina y codorniz de Ous de Calaf y Genuinus.
Recomendable para: los amantes de la huevería.
Que huyan: los que se ponen nerviosos con el amarillo.
Comentarios
Publicar un comentario