Amén por el Sant Pere // Una receta contada
Las piezas aristocráticas, esas que cuestan muchos euros el kilo, reclaman pocos experimentos.
Para arriesgar ya está la caballa, animalillo extraordinario y dúctil a buen precio.
¿Qué hacer con un Sant Pere de dos kilos y 200 gramos? Ay, intentar no maltratarlo.
El recurso habitual es el horno, aunque esa caja de altas temperaturas acostumbra a convertir jugosas delicadezas en horrendas sequedades.
Para respetar este cuerpazo, una sugerencia: estirar papel de horno en una bandeja, colocar el bicho (salpimentar y rociar con aceite) y –aquí está la gracia– mojar bajo el grifo otro papel de horno, escurrir el agua y tapar el pescado.
En resumen, una papillote húmeda.
En el horno, precalentado a 180º, contar unos 13 minutos (a lo mejor, alguno menos) por kilo.
Destapar el sarcófago y admirar las nacaradas carnes.
Encomendarse a Sant Pere para que el tiempo de cocción haya sido el adecuado.
Antes, con tiempo, cortar a cuchillo o majar en el mortero hierbas frescas: tomillo, romero, menta, albahaca, cebollino, ajedrea y salvia. Salpimentar y cubrir con aceite.
Regar, con prudencia, las raciones de este pez de aguas profundas.
Prestar atención a la piel***.
Cuando los comensales estén ahítos, o despistados, atacar la cabeza.
Buscar las cocochas, chupetear huesos, abrillantar los labios con colágeno.
***Muchos comensales desprecian la piel de los pescados. Se pierden un bocado profundo y de maravillosa textura.
El peix de les balears, amb respecte per la llagosta... Desde que el vaig coneixer, el rodaballo va pasar a ser un conegut.... Tens raó, un peix per menjar amb els dits, i com diguem a lleida, "per rostar"
ResponderEliminarDels dits fins al colze: xuclar.
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