Un palo enjabonado // La resbaladiza lista de The World's 50 Best Restaurants
Un palo enjabonado
Los cocineros juzgan las listas según estas –y sus
votantes, jueces o inspectores– los quieran más o menos. Es el ego, ese animalito
tan humano.
La supremacía de Michelin fue discutida por The World’s 50 Best
Restaurants, a la que le está mordiendo los bajos del pantalón, como un
perrillo de dientes afilados, otra lista, la de OAD (Opinionated About Dining).
Todos ganan, todos pierden. Ya no existe una voz única y cesárea.
La Osteria Francescana ha pasado al primer lugar y
algunos preguntan: ¿por qué? Massimo Bottura es un cocinero formidable con un
discurso claro y personal (arte y forma y cocina) en un entorno beligerante.
Durante su carrera ha sido amenazado –y eso que
cocina la pasta como Dios– por el integrismo gastro. Massimo es un excelente
propagandista, habla inglés (su mujer es norteamericana) y se mueve por
congresos y encuentros y mítines como San Pedro. Buena cocina y buen márketing.
¿Y El Celler? La Osteria (Módena) y El Celler (Girona) están lejos de las
megápolis por lo que exigen al comensal un esfuerzo complementario.
La capacidad inventiva de los Roca es superior a
la de Massimo y parejo el compromiso social (el capo de la Osteria dirigió un comedor para pobres durante la
Exposición Universal de Milán). ¿Entonces? Pues que la separación entre el
primero, el segundo y tercero es de pocos votos. De uno o dos. Solo eso. De ahí
las fluctuaciones, y de ahí las tremendas caídas.
Con cinco votos menos puedes
comenzar a resbalar como si estuvieras en un palo jabonoso.
Hace más de una década, The Fat Duck y The French
Laundry fueron los jefes del invento. Ya solo los recuerdan los mayores del
lugar. Un año antes de cerrar El Bulli, Ferran Adrià dijo que se iba y que
colgaran la camiseta en lo alto del pabellón. Siempre ha sido el más listo.
Dentro de cinco años, la cúpula de los diez
primeros se habrá renovado y otros entrarán en escena. Habrá que digerir la
pérdida. Esa es la condición de la lista: comienzas a caer, el proceso se
acelera y te extingues. Celebremos la resistencia de Mugaritz y la llama de
Etxebarri. Y la grandeza y empuje de Azurmendi, Arzak, Tickets y Quique
Dacosta.
Fue divertido mientras duró, si bien cada vez
menos: en el 2002 no había ganancia, sino espíritu scout.
La compañía William Reed
ha hecho de aquel ejercicio escolar un comercio internacional que le facilitan
mil votantes con buena voluntad y que no cobran un euro (al contrario, gastan
muchísimo). Es el negocio perfecto.
Para mí, los Roca siguen siendo los mejores (y te
felicito, querido Massimo). Pero ¿a quién le importa? Solo es otra opinión en
un mundo ahogado en barro y opiniones.
no puc pas opinar, hauria d'haber probat tots els restaurants...però Koy Shunkam Àbac, Dos Palillos on son?
ResponderEliminarÉs un rànking mundial: és lògic que hi haguin grans (però moltes, eh!) absències.
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