3 arroces y 3 súpers en el Baix Empordà

Jueves. Superchiringuito Toc al Mar, playa de Aiguablava, Begur.

La bestia de arriba está –deconstruido– en la paella de abajo.
Ante tanto arroz de bogavante más falso que un reloj Cartier de Shanghái, este ejemplar de la Costa Brava para redimirlos. Vuelvo a tener fe en las pinzas.
Sandra&Santi (&Meritxell), los excelentes anfritriones del Toc de Barcelona, en el Eixample, veranean en este grandioso chiringuito encallado, y encanallado, en la arena.
Cuando lean esto, vendrán a matarme con la cuchara de madera. ¿Veranear? La temperatura de la cocina es la de un volcán islandés.
El fuego donde arden los troncos de encina, la parrilla, seis llamas, un horno al que también le dan leña.
El arrocito fue debidamente sahumado. Santi tiene más mano con la gramínea que un pelotari.
Pornococina: fuego salvaje y bicharracos en bolas.

Comimos más: tartar de dorada con aguacate, pulpitos bien salpimentados, besugo a la parrilla.
Bebimos: cerveza Moritz.

Viernes. Superhotel Mas de Torrent, en Torrent.

Jordi Garrido, qué tío. Lo conocí en su extinto restaurante de Xàtiva, de nombre sugerente para una cocina soleada, Portal Fosc.
Socarrat, ha cortado amarras con aquello y ha navegado hasta la mansión del Empordà, a pocos kilómetros del mar.
Ensaya el invierno en el espléndido restaurante de la piscina, que complementa con el servicio de noche en el comedor de gala.
El verano ha sido un éxito, con clientes de camisas arremangadas haciéndole la ola.
Atención a los perseguidores de paraísos gurmets.
En Portal Fosc tuvimos el capricho de pedirle un arrocito pasada la medianoche y sabiendo de la adicción tuvo a punto el de verduras ecológicas con cigalas en este destino sombreado del Mas de Torrent, transatlántico de piedra que patronea Xavier Rocas.
"Estoy enamorado del arroz de Pals", proclama Jordi, que en la cocina ha escrito una frase cuántica de Einstein para la motivación propia y ajena: "Si buscas resultados diferentes, no hagas siempre lo mismo".
Un cocinero fino, fino al que le reverbera la sangre.
"Lo mío son los vegetales, que aquí cocinaré con pescados".
No te faltarán ni de lo uno ni de lo otro.

Comimos más: Anchoa, espuma de brandada, escalivada; caballa marinada, berros, tomate cor de bou confitado, sopa de almendra; gambas de Palamós con espagueti de mar y wakame; sepionetas, espárragos, queso Tou de Til.lers; mejillones, naranja y nueces de macadamia; cerezas al vino tinto.
Bebimos: White, de Joseph Puig, garnacha blanca de Terra Alta.

Sábado. Superterraza del Casamar, en Llafranc.


Ver la transparencia del azul desde la terraza del Casamar es un lujo en chancletas. Hacemos aspavientos y grititos de Teletubbie ante otros paisajes y omitimos esta placentera y próxima presencia.
Ay, todo cambiará el día que rueden una película de James Bond en los pueblos de la Costa Brava (¡no queremos que eso suceda!).
Quim y María Casellas, rubios del norte, mandan en estas alturas.
Fue el tercero de los arroces, este en cazuela, ligeramente caldoso, una potencia suavizada con la dulzura del pimiento rojo.
Tras enseñar el botín, Quim los requiere de vuelta a la cocina para estar seguro de que el emplatado será perfecto, a falta de una pizca de sal o de un suspiro de pimienta negra.
Nosotros le pedimos la ofrenda de hierro en medio de la mesa para el autoservicio.
Las cigalas estaban tan frescas que una intentó ligar conmigo. Qué descaro.

Comimos más: Piruleta de gamba envueltas en pasta kataifi, langostinos con espuma de mar y salsa tártara, ensalada César, wontons de vegetales y mariscos, tarta de manzana. Sí, la vista nos confirmaba que estábamos en la Costa Brava.
Bebimos: Blanc dels Aspres, garnacha blanca del Empordà.