El restaurante: Lata-Berna





Vaya, ni una sola de estas preparaciones va en una lata.



[Este restaurante ha cambiado de propietario]



Lata-Berna
Torrent de les Flors, 53. Barcelona.
T: 93.193.02.88.
Precio medio (sin vino): 20€




Los límites de la lata




Una cocina inesperada en una escenografía cantinera. ¿Cuál es el estilo de Juanjo Martínez? “El 70% lo servimos en latas. La idea es elevar la lata a la potencia superior”. La taberna. Lata-Berna. ¿Un chiste suizo? La primera idea, sencilla, era un espacio para el vermuteo, al que no renuncia, pero después el currículo se ha impuesto: diez años como chef ejecutivo del Arts, con mando en otros hoteles de Shánghai, Dubai y Portugal dan para más.

En la calle Torrent de les Flors, Juanjo no podía olvidar al cocinero experimentado y resignarse a ser un latero, a la simple apertura de berberechos y mejillones de Espinaler.

“Un día me vino a la cabeza lo de las latas”. La lata como recipiente, comer entre límites. Lo fresco, ocupando el lugar de la conserva.

Juanjo (1976) se ha especializado en los soportes de hojalata, aunque hace más de una década que ese recurso habita en Barcelona. Fue en el 2002 y la forma de servir tiene su origen en la boda de un chef celebérrimo. Después, algunos de los alumnos extendieron la chapa.
Rompo mi norma habitual para protegerme del tedio de la vieira, el tartar y la hamburguesa, iconos o Grandes Éxitos de esta ciudad fotocopiadora. Juanjo le da un plus, “un premio, un regalito”.

La vieira es en cebiche y a daditos (corte poco ortodoxo para el preparado), con aguacate y caviar de fruta de la pasión.
Convence, y mucho, así como el tartar malicioso, señalado por unas escamas de vino tinto, que tienen el mérito de que han sido elaboradas por el artista pero que se pierden en la contundencia cárnica.
La hamburguesita, para zampar con una mano, concentra sabores en menos de diez centímetros: ternera, fuagrás y huevo de codorniz. Viciosa como un lengüetazo.

Comienzo con una Epidor de barril y sigo con una copa de tinto Malacapa. La carta de vino es muy corta y está impresa en ¡madera! 
Es feo-feo pero bueno el cangrejo de caparazón blando rebozado con tinta, fish&chips lo llama, las chips son de yuca y el fish es crab.
A los finos canelones de espinacas con requesón les sobran los tomates secos y la tortillita de camarones encuentra un contrapunto refrescante en la vinagreta thai.
De los dos postres, el que me interesa es la leche frita con sopita de canela.

Aunque inauguró en octubre del 2012, Juanjo celebra la reapertura después de una necesaria insonorización: “Ahora es doble o nada. Abrí con un cojín financiero pero ya lo he gastado en estas obras”.

Enseña la diversidad de lámparas, “me gustan mucho”; la puerta tuneada de los baños, el gallinero que sirve como bodega, la caja fuerte que esconde una nevera, las sillas desaparejadas.

“Siempre había querido abrir una taberna como las de antes”. Nunca antes había estado en una taberna como ésta.



      


Atención al: plato “saludable” y múltiple del día, a 9 €.
Recomendable para: los que quieran experimentar el taberneo renovado.
Que huyan: los que necesitan espacios diáfanos y minimalistas.






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