Restaurante Majide // Barcelona


















Majide
Tallers, 48b. Barcelona.
T: 93.016.37.81.
Precio medio (sin vino): 45 €.





Hideki en bici




Al llegar a la taberna Majide, Hideki Matsuhisa me enseña el carnet del Bicing.
Se desplaza entre las calles de Copons y Tallers encadenado a las dos ruedas, acostumbrado a un circuito a pata: Shunka-Koy Shunka-Kak Koy.

Crecen las ocupaciones del  bicichef, que en octubre añadió Kak Koy a la escuadra y solo cuatro meses después defiende Majide, asociado con jefes del Shunka, Hailing Ye (en la sala) y Chang-Jiang Lin, conocido como Miguel.

Después de este enrevesado inicio por el censo chino, el porqué del nuevo establecimiento, nacido, según el arquitecto Pere Cortacans, como “spin off de Shunka”, pero que evolucionará hasta adquirir personalidad.

Pere ha hecho una buena obra en un espacio tubular que fue tienda de ropa en esa Tallers tan céntrica como atiborrada de peatones.

Mesa comunal, barra, mesitas, luz, ¡luz!, la que le falta a Shunka, que después de 15 años pasa por un obligado arreglo.

Shunka fue un acontecimiento en Barcelona, la izakaya con sensibilidad y producto de alta cocina, donde muchos se enamoraron de los nigiris de Hideki, del bonito soasado con tomate y aquella berenjena frita con pasta de soja. Cuando meto la cuchara en ese flan en Majide, me siento más joven, más alto y más rubio, ficción que dura hasta que, con pena por el tiempo evaporado, lo liquido.

Hideki Bicing se felicita por el equipo (“he tenido suerte”) y dice que es por ellos por los que se mete en esta intendencia de restaurantes sucesivos. Cohesiona, se expande, fideliza. Bebo sake Kubota Senju y después el tinto El Hombre Bala, que también describe al chef.

El ya nombrado Hailing Ye sirve los platillos que prepara Wei Jun: se produce en torno a este hombre un arremolinamiento.

Los cocineros más jóvenes atienden sus manejos con los nigiris, cuyo arroz es excelente.
Para mi gusto, el corte de anguila (china) es demasiado grande.
Buenas-buenas la ostra con ponzu, la fritura de kokotxas de merluza (por favor, un pelín más crujientes), las espardenyes con sisho, las gambas asadas, las almejas con sake y el sashimi variado. 

Tremendos-tremendos el tartar de atún con “salsa especial” (soja, cebolla, vinagre, azúcar), el carpacho de salmonetes con tallo de wasabi y la ventresca de atún con erizo y huevas de salmón, cortes sabrosos, hermosos, de comer y no parar, y volver y repetir. Pensaré en ellos varios días.

Pregunto sobre algún secreto y Pere junta tres tarjetas: Majide-Kak Koy-Shunka. Y traduce: “Más o menos vendría a decir: Es verdad que Shunka es muy chulo”. 

Y escucho a Hideki reír de esa manera tan suya, con la boca abierta y echando la cabeza hacia atrás, dispuesto a coger la bici y salir pitando como el hombre bala. “Tardo tres minutos”. Mic mic.
  






Atención a: la vajilla preparada sobre la barra.
Recomendable para: saber qué es una izakaya fina.   
Que huyan: los de los makis tristes que se rompen.























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